Guillermo Robles

Los dos México

Por Guillermo Robles Ramírez

En territorio nacional hay en realidad y en los hechos, dos México, el del sur y el norte; muy distintos ambos, no por su economía, sino sus usos y costumbres.

No estoy de acuerdo y como mexicano difiero de esa “canonjía” dada por los legisladores que en su momento aprobaron las reformas constitucionales para que si bien es cierto viene de cientos de años atrás, no es sano y menos “justiciero” en especial para el mal llamado género débil que, en sur de México, vaya que se ejerce.

¿Pero cuáles son los del sur del país a los que me refiero? En concreto los estados ubicados en Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Oaxaca, Chiapas y Tabasco.

Y es ahí en esas entidades federativas en donde la justicia se hace cumplir con sus propias manos o porque en esos pueblos sureños el Comisariado Ejidal o cabeza de la comunidad indígena “sentencia” o lo decide que así conviene para los pobladores en general, protege y alienta actos barbaries ante el cruce de brazos de las autoridades reglamentarias que se encargan del resto que no son conglomerados indígenas.

En su “ley”, si es que puede llamársele de esa manera, sus usos y costumbres van desde la quema vivos de “sospechosos” de quienes ni siquiera se preocupan comprobarles los hechos de que son simplemente acusados, se quema vivos a los que sus “jerarcas” deciden porque así lo marcan sus usos costumbres.

Y, no se diga de los acusados de violadores y de ladrones tan común en la que son linchados por la gente. Mientras que en el resto de los Estados o sea en el otro México, es decir, en el norte; en donde se sujeta a los acusados, antes que nada, a una investigación ministerial y legal, para una vez si se comprueba turnar a un Juez y sea este conforme a nuestros códigos penales aplicar y anunciar la sentencia a que se hace merecedor el responsable, pero antes que nada hay que someterlo a un juicio y mostrar la comprobación del o los delitos de que es denunciado como responsable.

Aunque no todos los casos son con apego a nuestros códigos penales, en su mayoría así se procede y este es el caso del México norteño.

Se ha hecho común, como lo instituyen ancestralmente los “usos y costumbres” en los estados sureños los castigos por un supuesto comportamiento mal o distintos a lo que ellos acostumbran, la muerte a palos, quemados en leña verde, colgados de un árbol en la Plaza Principal o cercana a ella y, lo peor, en presencia de sus habitantes.

Dicen los jerarcas indígenas que esa forma de castigar los delitos es para que sus pobladores sepan y conozcan lo que les sucederá si violan sus usos y costumbres, además de que también dicen que es para bajar la delincuencia en general.

En los hechos y conforme a estadísticas, los objetivos que tanto pregonan los “jefes” de los indígenas hasta ahora no han logrado parar la incidencia delictiva.

Todavía en este 2021 se puede encontrar publicaciones de noticias en los medios impresos y videos navegando en diferentes páginas de la Internet; en donde linchan a personas que comenten algún tipo de delito, tengan la culpa o no, pero si es señalado, el pueblo hace justicia.

Hay mucho que decir sobre los usos y costumbre como son las formas en que se “castiga” a los pertenecientes a una religión diferente a la instituida por los jefes “indígenas” que fortalece indebidamente la existencia de dos México. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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