Lo que nos trajo y lo que se llevó esta pandemia

Por Arom Leamsi

Todo parece indicar que el reciente inquilino de nuestro mundo llegó para quedarse, y lo hizo de una manera tan inesperada, que todavía no podemos entender cómo es que puso al mundo entero patas arriba. La situación de caos que hoy envuelve nuestra sociedad, es más que evidente, vaya, hasta los periodistas, e incluso los catedráticos de las Universidades, tratan de dar una explicación de la presencia del nuevo virus, mejor conocido como COVID-19.  Hay explicaciones de todo tipo. Van desde las teorías conspirativas, hasta la de los accidentes de laboratorio: accidente por diseño o no, eso tal vez, nunca lo sabremos.

Lo que sí es cierto, es que este nuevo virus nos ha enseñado que los partidos políticos y los  gobiernos emanados de sus filas en los tres niveles: municipal, estatal y federal, no pueden con el Coronavirus. Si se revisa el mapa político de nuestra república, y se superpone con el mapa del avance de la pandemia, nos mostrará que la configuración política del Estado Mexicano, es un mapa del caos en que se encuentran nuestras instituciones. Aunque cabría aclarar, que las instituciones de hoy, tienen mucho de las de las instituciones del pasado, y no se sabe qué es peor, el caos que nos trajo el COVID-19, o la falta de protocolos institucionales para enfrentar situaciones de desastre, y ante esta carencia, uno se explica cómo es que han sobrevivido nuestras instituciones.

Ante la irrupción del Coronavirus, las superlativas deficiencias de todos los partidos políticos, preocupados en mantenerse el mayor tiempo posible en el poder, sólo nos han mostrado una cosas: que los partidos políticos, no están articulados para operar políticamente dentro de un Estado verdaderamente democrático. Nos queda claro que los partidos son agrupaciones “políticas” totalmente ineptas. La política es la organización de la agenda social que afecta a todos, para beneficio de todos, excepto en nuestra nación.

Los amigos de la agenda neoliberal de los últimos veinte años, estimulados financieramente por la hegemonía del capital financiero, en su ansia por borrar las fronteras políticas nacionales, empeñados por hacer realidad su adorada quimera de libre mercado, no fueron capaces de ver las consecuencias de su pretendida panacea a la pobreza: El libre mercado. La libre circulación de las mercancías, mercancías libres de impuestos y fiscalizaciones estatales, circulación de mercancías libre de la intervención estatal para que no haya control a  los intereses del capital.

Los depredadores intereses mercantilistas de los adeptos al libre mercado, llevó a sus defensores, a hacerse a la idea de es posible un capitalismo sin y fronteras y sin límites. En su espejismo de diseño mercantil, nunca imaginaron que los virus nos enseñarían lo que los neoliberales han negado: lo conveniente para los interese de toda nación democrática, de fiscalizar y limitar el libre paso de las mercancías, en sus fronteras,

Es curioso ver cómo algo tan insignificante nos haya mostrado los peligros de los extremos del neoliberalismo. Las democracias no sirven para organizar la vida de los seres humanos cuando la legislación se empeña y permite destruir las instituciones democráticas, cuando desde las cámaras se impone una agenda que responde a los intereses económicos de los grupos dueños de los grandes capitales financieros. Les guste o no, a los defensores del caduco, por inoperante, modelo neoliberal, eufemísticamente defendido con el nombre de economía de libre mercado, las condiciones reales de vida social que hoy nos envuelven, nos han enseñado que políticamente hablando, las fronteras son imprescindibles. Que no es posible organizar una sociedad política al margen del Estado, porque el Estado guarda la salud, el Estado como nación, y no como asociación de gremios empresariales, que organizados así, nunca podrán ser nación ni absolutamente nada, más que una farsa y un drama, que, ante el mínimo contagio viral, se desmoronan en medio de una tragedia, junto a sus utopías de libre mercado, que hoy, esta pandemia se llevó.

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