Guillermo Robles

Le quedó grande el traje

Por Guillermo Robles Ramírez

En su segunda ocasión como Presidente Municipal de Torreón, Coahuila; en periodo 1997 a 1999, y actualmente alcalde de la mencionada cabecera municipal, el panista Jorge Zermeño Infante, a pocos meses de que termine su Administración; los torreonenses quedaron convencidos que el traje le quedó muy grande y que no pudo responder a una comunidad más exigente y crítica.

Zermeño Infante, acumuló muchos errores y “metidas de pata”, que en nada le favorecieron en las últimas elecciones perdiendo de manera vergonzante. De haber tenido un poquito de amor propio, se hubiera jubilado de la política después de su cargo como Embajador de México en España. Así de esta manera su trayectoria como político hubiera sido admirable y no vergonzoso.

Ese es el mismo camino que lleva Marcelo Torres Cofiño, ante la derrota humillante que tuvo como el ex candidato a la alcaldía de Torreón; teniendo que salir con una mano adelante y la otra atrás, siendo esto una medalla que tendrá que cargar él y su descendencia. Algo que ya había advertido en algunas columnas pasadas ya que, en la capital de Coahuila, nunca sobresalió como diputado, algo que me recuerda que lo mismo pasó cuando era estudiante en el Colegio Americano, o al menos así lo recuerdo. Y ahora, Torres Cofiño, solamente está dando patadas de ahogado con simples declaraciones vanas en periódicos de la capital de Coahuila, que muy apenas se escriben en seis o siete líneas, para criticar al Presidente de México, siendo esto lo mejor que puede hacer como político.

A los políticos se les olvida que la sociedad coahuilense ya no es como la de antes, es decir, los tiempos han cambiado y ahora tenemos ciudadanos que cuestionan y critican más, así como también exigen el cumplimiento de las funciones de los servidores públicos; no solo porque hayan votado por ellos o por la exigencia de resultados por el pago de impuestos, sino porque los coahuilenses buscan una mejor calidad de vida que va más allá de puros discursos o falsas promesas.

En el caso de la cabecera municipal de Torreón, las inconformidades  y desencantos han sobrado en torno a Jorge Zermeño Infante; así como sus más cercanos colaboradores con sus erráticas decisiones y poco interés que le ponen a sus obligaciones; provocando que resalten las fallas del edil panista que le quedan los días contados para que termine la administración municipal; y que por vergüenza a su pésimo desempeño no ha querido hacer la entrega de la próxima administración al candidato electo, de la bancada del PRI, Román Alberto Cepeda González.

Zermeño Infante, en la primera ocasión en que se sentó en la silla de la alcaldía torreonense, fue en el período comprendido en 1997—1999, es decir hace poco más de veinte años en la Perla de La Laguna, con una población estimada en aproximadamente 400 mil habitantes, contra los casi 720 mil de la actualidad, población más reclamante por cuanto hace a sus necesidades y problemas comunitarios.

A Jorge, en opinión de politólogos, no le favoreció en nada su paso por la embajada mexicana en España, es decir, una posición más cómoda, con problemáticas muy diferente a la que ahora le presentan los torreonenses, etc.

Algunos de sus colaboradores de la primera ocasión y que volvieron a ocupar algunos cargos, señalan que el actual Jorge Zermeño Infante, no permite sugerencias ni que contradigan sus órdenes, lo que como resultado obtuvo el desaliento en la población que no recibió una respuesta positiva a sus reclamos comunitarios; y si a eso le agregamos su rechazo y confrontaciones que ha tenido con la prensa, algo que afectó mucho su imagen, lo mismo que sucedió con el casi extinto político Marcelo Torres Cofiño, siendo este su humilde servidor quien escribe estas líneas un testigo viviente de ello.

            Para los torreonenses no fue suficiente que Jorge Zermeño Infante, intentara levantar su pobre imagen como alcalde, intentando pintar con los colores de Acción Nacional, las plazas de color blanco y azul, colores emblemáticos de su partido, pero se tardó más en “azulear”, a Torreón; que dejarse venir las avalanchas de protestas de los ciudadanos.

            Una Administración panista, de Jorge Zermeño que va a pasar a la historia de Torreón, como una de las más criticadas por distintas razones, una de ellas es el hecho de que se permitió la venta de bebidas alcohólicas en los campos deportivos para béisbol que hay en distintos sectores de la ciudad.

Se denunció públicamente negocios a los que se les permitió la venta de alcohol a deshoras, igualmente el disimulo para vender cerveza a menores de edad, se multiplicó los vecinos ruidosos al no actuarse a tiempo, regresaron los accidentes viales por las altas velocidades en bulevares y calzadas, así como en varias arterias de la ciudad, faltando vigilancia y actuación por parte de la Policía y Tránsito.

Y no se diga la pésima actuación, o mejor dicho nula, ante la contingencia de la pandemia del Covid-19, teniendo que intervenir el Gobernador de Coahuila, para solucionar un problema que estaba en las manos del edil y su terquedad de no poner el ejemplo para ponerse el cubrebocas demostrando que ni siquiera le importaba su propia salud.

Todo este desorden o falta de autoridad, se atribuye al hecho de que Jorge Zermeño Infante, consideró y está empecinado a que la manera correcta de ser un político es el ser “complaciente”, con los ciudadanos para dizque que estén contentos y a su favor. Pero ya vimos el resultado de ello. Válgame Dios, pero cada quien tiene su propio criterio de solapar las anomalías e irregularidades. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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