Layda Sansores, gobernadora

Por Arturo Ríos Ruiz  

* “¡Se acabó la robadera!” 

*Y ¿Los 700 mil del senado? Layda Sansores San Román ya es oficialmente gobernadora constitucional de 

Campeche, es la primera mujer en ocupar el cargo y la e, inauguró un partido distinto alPRI, Morena en este caso, gobierna en el estado.  

La dama es una pésima política, de agrio carácter y mala émula de su padre que sí brilló en la actividad, líder del PRI y director del ISSSTE y gobernó Campeche; sólo cuenta con el apellido y debe agradecer a la desastrosa gestión de su antecesor Alejandro Moreno Cárdenas. 

Llaman la atención sus palabras, teniendo como testigo al secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, cuando garbosa expresó: “se acabó la robadera”. 

“Es un día histórico para Campeche, es un gran día”, inició Sansores su primer discurso como gobernadora. 

Recuerdo muy bien, era jovencita; aún no se había transformado con cirugías en lo que ahora es a sus 76 años, era la encargada de prensa en la Delegación, entonces priista, Álvaro Obregón, su gesto adusto, desconocía por completo la función.  

Pero, regresemos a “Se acabó la robadera”, es toda una frase de quien fue de actos que inspiran corrupción, cuando fue senadora de la República, que se gastó más de 700 mil pesos en artículos de belleza que pagó con presupuesto del senado. 

La información de entonces es la siguiente: “Layda Sansores, senadora con licencia del PT y candidata a la alcaldía de Álvaro Obregón por la coalición Juntos Haremos Historia, facturó a nombre del Senado gastos personales que ascienden a 700 mil pesos durante 2016 y 2017. 

Los cargos, que no están relacionados con su labor legislativa, incluyen tintes para el cabello, desodorantes, pasta de dientes, ropa, almohadas, sábanas, un refrigerador, una estufa, una licuadora, las compras del supermercado y hasta una muñeca de más de 4,000 pesos, entre muchos otros”. 

Por donde quiera que se le vea, fue un acto de corrupción, un abuso al dinero de los gobernados pues el dinero del gobierno es producto de los impuestos de los ciudadanos, empresarios y otros agentes que debe ser respetado por los funcionarios, pero se comprueba que no es así. Como alcaldesa en Álvaro Obregón, no salió bien librada. 

¿Se puede confiar en su función como gobernadora? No obstante que debe contar con un buen capital heredado de su padre que fue todo un magnate naviero en Campeche, uno de los más ricos de la entidad. Pero el ejemplo del Senado y sus enseres personales, marcan la duda fundada que hay desconfianza en su conducta. 

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