La simulación de la bondad

Por Jafet Rodrigo Cortés Sosa

De cierta forma, podemos definir la bondad humana como pincelazos, que damos en ciertas ocasiones cuando ayudamos a alguien de manera desinteresada, aunque esta acción de alguna forma nos recompense, trayendo consigo tranquilidad y/o place a nuestra mundana vida.

Somos humanos, pertenecientes a una misma especie; pero no todo el tiempo somos humanistas, porque el rasgo característico del humanismo es la entrega, y no nos entregamos tan fácilmente a una idea, o a un corazón.

Sentir empatía por los demás y actuar en consecuencia ayudando, es una forma de expresar esa bondad que acaba de golpe cuando publicitamos aquello que realizamos, sacándole provecho a la tragedia; usando el desastre para llenarnos la boca de lo buenos que somos, para ganar popularidad o en algunos casos votos.

En esta falsa bondad y falsa empatía han caído muchas personas, que buscan capitalizar el desastre a su favor, y en incontables ocasiones, estas han sido políticos o funcionarios públicos.

Cuántas veces hemos visto imágenes de gente que se va a comunidades indígenas un fin de semana a “ayudar”, y a cambio de esto, se capturan a sí mismas abrazando a niñas y niños, adultos mayores o personas con discapacidad, haciéndolos objeto del consumismo digital, buscando vender esa falsa empatía y esa falsa bondad en las redes sociales.

Hace poco acabamos de vivir un desastre en el Estado de Veracruz, que nos hace recordar algunos vicios que sigue conservando la sociedad.

Por un lado, tristemente, no pudieron faltar cómicos que lucran haciendo chistes malos de la tragedia, maquilados desde la comodidad de sus hogares, donde emitieron frases burdas como, “No pegó tan fuerte”, o “ni se sintió”, aunque frente a sus ojos familias enteras hayan perdido su patrimonio o la vida.

Otros, no sé si como sátira o en verdad creyéndolo, románticamente, se atrevieron a revivir, al exgobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán; entre recuerdos tergiversados que niegan de alguna forma la terrible gestión que tuvo, aumentando de manera exponencial de la deuda pública y la inseguridad, así como el desastre que causó al impulsar la llegada de su sucesor, Javier Duarte al poder.

Recuerdos de aquella realidad que los veracruzanos seguimos pagando, y que al revivirlo, buscaron pintarlo como una especie de mártir o héroe del pueblo, entre sus imágenes descalzo o con botas de hule, caminando entre desastres naturales. Entre tanta necesidad, Fidel siempre sacaba provecho.

Vaya que no se acuerda la gente que las tragedias le caían como anillo al dedo a Herrera Beltrán, que sigue representando lo más podrido de la corrupción y la impunidad.

Fidel se frotaba las manos cada vez que ocurría una tragedia, para meterle mano al dinero del Fondo de Desastres Naturales (FONDEN) y al mismo tiempo, vanagloriarse de su magnanimidad al repartir personalmente las migajas del recurso federal recibido, quedándose con la tajada más grande del pastel.

Mucha gente lo sigue manteniendo en un altar, asegurando que, “mínimo repartía de lo que robaba”, ¡Como si esa fuera justificación para las condiciones en las que dejó al Estado de Veracruz y a los 212 municipios que le conforman!

Este personaje estuvo los 6 años de gobierno, dilapidando dinero que no era suyo como si lo fuera, mientras satisfacía su ego sociópata al hacerle creer a la gente que estaba en deuda con él.

Cuántos carros, casas, viajes y becas, regaló a todos aquellos que le rindieron pleitesía; cuánto dinero de los veracruzanos tiró a la basura enriqueciendo a comunicadores, empresarios, políticos y amigos que a la fecha siguen hablándole de usted.

Cuánto dinero del FONDEN desapareció de los 265 mdp que recibió Veracruz en 2010, o de los mil 754 mdp de 2006, mientras se paseaba disfrazado en las zonas de desastre.

El hombre de los mil disfraces, actuaba de bombero, rescatista, médico, ranchero y hasta niño dios de la pastorela, si se dejaban. En cuanto al camuflaje y la simulación, Fidel no tenía límites, pudiendo escribir hoy en día un manual entero de cómo hacer que una tragedia, terminara hablando de él.

Ni siquiera este ejemplo de corrupción en el manejo del FONDEN por parte del Gobierno de Fidel Herrera y seguramente de los Ayuntamientos de las zonas afectadas es suficiente para justificar el desacierto que significó desaparecerlo junto con otros fideicomisos más que eran esenciales en diversas áreas como la academia, la investigación y la atención de emergencias.

Estos fideicomisos eran un salvavidas en caso de ser necesario, significando la verdadera ayuda gubernamental, así como las acciones coordinadas para el auxilio en caso de desastres naturales por parte de la Secretaría de la Defensa Nacional con el Plan DN-III.

A veces, la idea más sencilla que se ha ocurrido para combatir la corrupción ha sido romperlo todo, antes que subsanar los vicios del engranaje institucional y corregir los errores, utilizando el dinero para lo que fue destinado.

Desde cierto ángulo, las consecuencias de la eliminación de los fideicomisos se han visto reflejadas con el aumento de los incendios forestales y la incapacidad económica y operativa de la Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) para combatirlos.

La llegada del Huracán Grace, pone al Estado frente a las cuerdas, y nos muestra cómo es que sin esos recursos, ahora, el Gobierno de Veracruz tendrá que reajustar sus gastos, al igual que los municipios afectados, para atender esta emergencia que ha cambiado la vida de miles de personas.

La prueba de fuego sobre esta decisión, la estamos viendo ahora, y el veredicto final vendrá del resultado de las acciones que se lleven a cabo para afrontarlo.

En este punto debemos reflexionar, para qué queremos un ejercicio populachero de simulada bondad o falsa empatía por parte del gobierno, cuando existen las instituciones dedicadas a atender estas situaciones a la par de un programa integral entre órganos de gobierno.

Frente una tercera ola por COVID-19, y ahora con hogares afectados directa e indirectamente por el huracán Grace, no queda más que esperar que los distintos niveles de gobierno actúen en consecuencia a la grave crisis que se enfrentan, por el bien de toda la gente que ha sido afectada por este siniestro.

Colaboración de Latitud Megalópolis

Deja un comentario