Justin Trudeau y la esperanza del cambio en Canadá

La Habana, 21 oct (PL) Tras el triunfo del Partido Liberal canadiense en las elecciones legislativas del lunes, su líder, Justin Trudeau, será en los próximos días el nuevo primer ministro, lo que expertos consideran expresión del deseo de cambio de los votantes.
Trudeau, de 43 años, es hijo de Pierre Elliott Trudeau, quien ocupó la jefatura del Gobierno de esa nación norteña desde el 20 de abril de 1968 hasta el 4 de junio de 1979, y tuvo un segundo mandato del 3 de marzo de 1980 hasta el 30 de junio de 1984.
Después de una campaña larga y costosa, esta semana los liberales lograron una amplia mayoría parlamentaria de 184 curules, de los 338 que tiene la Cámara de los Comunes, mientras los conservadores del primer ministro Stephen Harper, obtuvieron 99 escaños, y ahora son la segunda fuerza política del país.
El Nuevo Partido Democrático quedó en tercer lugar, con 44 puestos parlamentarios, mientras que el Bloque Quebecois tendrá 10 representantes y el Partido Verde uno.
Expertos señalan que uno de los factores que impulsaron a los liberales fue la consigna publicitaria ABC («Anybody But Conservatives», con cualquiera excepto los conservadores) que se extendió por la geografía canadiense.
Además, varios sondeos señalaban antes de los comicios que el 70 por ciento de la población deseaba un cambio, sin importar quién sustituyera a Harper en el poder.
Un editorial del diario The Globe and Mail señaló este martes que los electores lograron la transformación que querían, y agregó que Trudeau tuvo la ventaja de llevar su campaña contra un partido desgastado y un líder que estuvo en el cargo durante cerca de una década.
Trudeau tiene ahora ante sí fuertes desafíos para cumplir sus promesas en tópicos tan diversos como las drogas, la política de cambio climático, las relaciones con Estados Unidos y el trato a la población aborigen.
En política exterior, Trudeau se comprometió a acoger en Canadá 25 mil refugiados sirios antes que finalice 2015, incrementar la ayuda exterior así como otras medidas que en algunos aspectos chocan con los intereses de sus aliados tradicionales, en particular de Estados Unidos.
En este sentido, durante una conversación telefónica anoche con el presidente estadounidense, Barack Obama, Trudeau le anunció que su país abandonará la campaña aérea que lidera Washington contra el Estado Islámico (EI) en Siria e Iraq.
El mando militar canadiense retirará los seis aviones de combate que participan en los bombardeos contra los fundamentalistas, aunque dejará una unidad de fuerzas especiales en el norte de Iraq en misiones de entrenamiento a las fuerzas locales.
Hasta ahora no se mencionan planes respecto a más de 600 militares que Ottawa tiene desplegados en Kuwait, cuya misión es apoyar los ataques aéreos contra el EI en la región.
Trudeau también deberá cumplir su promesa de apoyar la construcción del controversial oleoducto Keystone XL, que va desde la provincia canadiense de Alberta hasta el estado norteamericano de Texas, proyecto al que la Casa Blanca aún no dio su visto bueno final.
En cuanto al cambio climático, Trudeau prevé hacer mucho más que su antecesor -ampliamente criticado por organizaciones ecologistas- y prometió reunirse con los jefes de Gobierno de las provincias para llegar a un consenso sobre el tema antes de la cumbre en París, Francia en diciembre.
En el plano interno, los liberales prometieron reducir los impuestos para la clase media, incrementarlos a los sectores de mayores ingresos y desarrollar un amplio plan de gastos en obras de infraestructura.
Otro de los grandes retos del nuevo primer ministro es la relación del Gobierno federal con las poblaciones aborígenes canadienses, pues existen numerosas denuncias de abusos y acciones de exterminio de administraciones anteriores contra estos grupos étnicos.
Expertos citados por medios de prensa señalan que en la medida en que Trudeau enfrente estos y otros desafíos, hará realidad su promesa de tener un gobierno «con una visión positiva, ambiciosa y esperanzadora».

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