¡…GUERRA DE PAPEL…!

· Paradójico panorama de México ante los ojos del mundo; en la actualidad, vive uno de sus momentos más críticos
· Según información de organismos internacionales, en México se efectúa alguna agresión en contra de algún periodista alrededor de cada 26 horas
· La figura del periodista es una institución permanente, en tanto que los funcionarios de cualquier administración pública, son pasajeros

POR BLAS A. BUENDÍA (blasalejo@gmail.com)

La paradoja ya se conocía pero faltaba que algún representante popular lo dijera en la tribuna pública.
El discurso del diputado Carlos Candelaria López, del Partido Encuentro Social (PES), en la sesión del 15 de octubre de 2015, en el pleno de la VII Asamblea Legislativa del Distrito Federal, fue contundente.
Para el Partido Encuentro Social, dijo, en la actualidad, México vive uno de sus momentos más críticos en materia de libertad de expresión, libertad de prensa y seguridad para quienes ejercen ese derecho.
Y tiene mucha razón el señor diputado, es decir, según la organización internacional Reporteros Sin Fronteras, México ocupa el lugar 152 de 180 en su clasificación mundial de la Libertad de Prensa.
De acuerdo a esa clasificación, la libertad de expresión y la seguridad de los periodistas son mayores en países como Myanmar, Rusia o Bangladesh.
En otras palabras, en materia de libertad de expresión y seguridad para los periodistas, México brinda menos garantías que países con regímenes autoritarios.
En un Índice de Impunidad Contra los Periodistas realizado por el Comité para la Protección de los Periodistas y el cual incluye a los 13 países con peores resultados en materia de resolución de crímenes contra informadores, México ocupa el lugar número 7, solamente mejor posicionado que Irak, Somalia, Filipinas, Sri Lanka, Siria y Afganistán.
Del 2000 al año 2014, se tiene reporte de 89 periodistas que han caído por las balas del crimen organizado, y un tanto más de 18, todo por descubrir sus recovecos y que se presume que muchas de las veces, con el asesinato de los reporteros pretenden desvirtuar su labor desapareciéndolos.
Según información de organismos internacionales, en México se efectúa alguna agresión en contra de algún periodista alrededor de cada 26 horas.
Según una investigación del Comité para la Protección de los Periodistas, 4 de cada 10 periodistas asesinados fueron amenazados cuando menos una vez antes de ser atacados. No obstante las denuncias presentadas por éstos, las autoridades no fueron capaces de prevenir sus muertes.
Debido a que ni las autoridades ni las empresas mediáticas en las que trabajan son capaces de brindarles garantías, los periodistas se han convertido en los últimos años en una de las poblaciones más vulnerables y desprotegidas debido a su propia profesión.
En la capital del país, según informes de organizaciones civiles como Artículo 19, la tendencia de crímenes contra periodistas va en aumento. Como muestra, entre 2012 y lo que va de 2015, Artículo 19 tiene registrados 290 casos de agresiones contra periodistas, en especial durante la cobertura de movilizaciones.
Casos como el de los asesinatos de la colonia Narvarte acontecidos unos meses atrás y en el que murió un fotoperiodista son muestra que el Distrito Federal no está exento de la influencia de grupos que se dedican al crimen organizado y de la violencia que éstos ejercen en contra de los periodistas.
El Gobierno de la ciudad parece tener la misma lectura como lo demuestra la promulgación de la Ley para la Protección Integral de Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas del Distrito Federal en agosto pasado y aprobada por la VI legislatura del recinto de Donceles.
Carlos Candelaria López, aprovechó su espacio en tribuna, para aclarar a los reporteros de la fuente de la ALDF que nunca solicitó que se les colocara un corral, por lo que le demandó a Juan Antonio Valtierra Ruvalcaba, nuevo coordinador de Comunicación Social, brinde todas las facilidades y libertades a los medios en este recinto.
Cuando menos hay que admitir que Candelaria López, con sus buenos oficios, se suma a esa protesta generalizada de proteger a quienes nos hemos dedicado a la carrera periodística, pero también se debe admitir que muchos de esos iluminados enuncian dobles discursos para atajar la labor de los reporteros quienes simple y llanamente tienen una encomienda con la sociedad que es la de informar.
Paralelo a ello, a los Gobiernos hay que recordarles que sin periodistas, el desarrollo democrático de cualquier nación estaría truncado, aunque se debe de entender que todo funcionario va de paso por la administración pública, pero la figura del periodista se le debe encumbrar porque nunca dejará de ser una institución permanente que vele por los intereses de la comunidad.