Gota por gota

“Un cielo impasible despliega su curva”, éste pequeño verso del poema de “Paquito”, de Salvador Díaz Mirón, bien pudiera ser la definición del dramático panorama que priva en nuestra entidad. Una naturaleza implacable e impasible, ajena a los afanes y luchas de los coahuilenses por enfrentar una sequía que ya ha durado durante varios años y que con el tiempo ha ido empeorando, dejando sentir tanto en las ciudades pero lo que es peor en el campo.

Las presas son meros charcos lodosos, los ríos cauces resecos, los acuíferos se agotan, el campo padece una total carencia de agua, apenas si hay para el consumo humano, el ganado muere de sed, la falta de pastos, la vegetación luce escuálida y requemada; en muchos de éstos lugares hay racionamiento.

Durante años Coahuila ha sido objeto de constantes sequías unas apenas perceptibles y otras asfixiantes. En la actualidad vivimos una que se acerca a las segundas, es decir, escasas lluvias, intensos calores y, para rematar, una creciente demanda de agua. La sequía no es un juego, es un enorme problema que requiere soluciones iguales.

Cuando la naturaleza se porta de ésta manera, el hombre, que se ha caracterizado por su lucha contra el medio, busca la forma para cambiar la situación; en el pasado se efectuaban rituales mágicos para provocar la lluvia, después, oraciones y plegarias.

Pero nos topamos con la pregunta: ¿Cómo obtener agua para más de dos millones de personas y la actividad de los sectores industriales y agropecuario en el semidesértico territorio coahuilense que sufre una intensa sequía prolongada durante décadas? Opciones las hay, el problema radica en su viabilidad técnica y financiera y, aunque suene trillado, en una nueva cultura del agua.

Proyectos de construcción de presas se topan con problemas presupuestales y la extracción de agua de mantos freáticos afronta vedas o lo que es otro problema ya están demasiado perforados resultando contraproducente tomar de ellas porque se convierte nuestro peor enemigo arrebatándonos la salud por sus peligros minerales como el zinc y su veloz abatimiento de los mismos. Proyectos más complejos como la importación de agua, desviación de ríos, potabilización de aguas negras y hasta la condensación de la humedad atmosférica o lo que es más coloquial el famoso bombardeo de nubes, son opciones que se han analizado

Ya en un pasado éste método se aplicó de manera estrictamente científica, el programa de inducción de lluvias operadas por una empresa estadounidense de reconocido prestigio, misma que aplicó éste método en veinte estados dela Unión Americana, en donde nuestro gobierno se decidió por esta empresa dado que aplicaba un sistema de detección de nubes mediante radar, que es tan sofisticado, que puede analizar las nubes y definir su madurez y capacidad de producir lluvia.

Con ello se pretendía garantizar resultados cuantificables y despejar suspicacias, que en cierto modo justificadas, pues en experiencias anteriores la inducción de lluvias se llevaba a cabo de manera más simple, sin controles como el radar que detecta la madurez de las nubes y el análisis de los vientos dominantes, pero muy a pesar del esfuerzo hecho también fracasó porque el problema fue que para la mala suerte y maldición de Coahuila nunca pasó una nube con las características para utilizar esa tecnología, es decir, nunca hubo nubes con agua para hacer que lloviera en nuestra entidad.

Posiblemente la indiferencia del dios Tláloc a Coahuila nos lo tenemos muy merecido ya que aunque existiera las condiciones ideales para la implementación del uso de la ciencia y su tecnología para el bombardeo de nubes, no nos hubiera servido.

Pese a que la sequía es un problema que afecta a todos son pocos los que hacen algo para combatir sus estragos aminorarlos. Es necesario que industrias, productores agropecuarios y usuarios de los sistemas de aguas municipales y paraestatales, comprendan la importancia de cuidar el vital líquido porque cada vez es menos.

El dios Tláloc no nos hace caso por no tener una cultura del agua en cuanto a sus cuidados porque ningún programa o tecnología utilizada será la panacea para resolver el problema de la sequía. Nunca será la solución más que afrontar el enorme problema con la participación de todo el aprovechamiento del agua y valorar cada gota que tengamos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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