Claudio Montaño

ÉRASE UNA VEZ UN PROGRAMA ESCOLAR DE MEJORA CONTINUA

Lo que pueda significar un trozo de pan dependerá de que tengas hambre o no.
Proverbio árabe

Érase una vez una escuela donde todo era armonía, los maestros enseñaban felizmente a los alumnos sobre números y letras, sobre ciencia y poesía, sobre la vida y los héroes. Los alumnos alegremente acudían a la escuela, atendían al maestro con una curiosidad tan profunda como el mismo mar, el maestro platicaba con tal pasión la lección que el timbre para el recreo era ignorado muchas veces y solo salían a almorzar bajo promesa de continuar la lección a su regreso.

El receso era un espacio para jugar, correr y platicar. Todos convivían sanamente sin importar el grado, la edad o el género.

A la hora de la salida, los papás y las mamás esperaban ansiosos a sus hijos, ansiaban platicar con ellos para saber que habían aprendido, se preguntaban también como ayudarían a sus hijos con la tarea.

Al finalizar la jornada el personal se reunía emocionado para compartir la experiencia del día, ofrecían sus observaciones y todos se retiraban a sus hogares con la esperanza de que mañana sería un mejor día.

Cualquier maestro que lea esto se preguntará ¿Dónde está esa maravillosa escuela? y la respuesta es sencilla: La mejor escuela es donde enseñas.

El PEMC o Programa Escolar de Mejora continua puede parecer un cuento de hadas, sin embargo depende de cada uno de los integrantes de ella el que ese cuento de hadas sea una realidad, como Pinocho, cuando el hada le cumplió su deseo de ser un niño de verdad como premio a su crecimiento personal y después de que aprendió a amar.

Durante estas cinco sesiones, el colectivo docente de la mano del director, realizan un proceso en donde se realiza el diagnóstico, se establecen objetivos, metas, acciones y la forma en como han de evaluar, todo enfocado en lograr que los NNA (niños, niñas y adolescentes) sean felices y en consecuencia se obtengan los logros esperados tomando en cuenta el contexto y las características propias.

La estrategia implementada por el Gobierno Federal no es nueva, es producto de diversas estrategias con un toque de actualidad. Con una programación clara y un horario de trabajo que no resulta agotador (y con pausas activas cada 50 minutos) ofrece la posibilidad de que los maestros hagan a un lado sus diferencias en la construcción de una nueva escuela, de vivir un cuento de hadas.

La posibilidad de vivir esta renovación solo es posible si dejamos atrás el pasado, cargamos nuestra mochila con la experiencia y con muchas ideas innovadoras. también es necesario dejar en casa el pesimismo, la apatía, el conformismo y sobre todo el miedo.

Si algo le ha hecho mucho daño la educación en nuestro país es el miedo. El que tenemos a no dar la talla, a experimentar cosas nuevas, a salir de nuestra área de confort, a fallar, a que nos vean fallar, a que nos digan que fallamos.

Fallar no importa si aprendes, si ese nuevo aprendizaje te hace mejor, si eres consciente de tu potencial y con esto beneficimos a los niños que diariamente asisten a nuestras aulas.
Seamos seres perfectibles, aun mejor, tendientes a la perfección. Aunque en nuestra condición humana no existe la perfección, pues no somos productos acabados, tenemos la facultad de mejorarnos cada día y de ofrecer esta calidad a nuestros semejantes.

«La excelencia es un arte ganado a base de entrenamiento y hábito. No actuamos correctamente porque tengamos excelentes virtudes, sino que somos virtuosos porque actuamos correctamente. Somos lo que hacemos repetitivamente. La excelencia entonces, no es un suceso sino un hábito».

Aristóteles

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