En teoría está bien

Por Guillermo Robles Ramírez

Por más que lo nieguen las autoridades hacendarías y aduaneras, siguen entrando vehículos extranjeros al por mayor por nuestras fronteras mexicanas.

Se habla repetidamente de que están selladas las fronteras, pero del dicho al hecho, hay mucho trecho porque la verdad es que aquellos que viajamos con regularidad al vecino país del Norte, vemos igual por las carreteras nacionales que proceden de las fronteras que en el mismo interior de las ciudades norteamericanas y cerca a los puentes internacionales, muchos vehículos pegados uno a otros listos y preparados para ser pasados a nuestro país, sin empacho ni mucho menos intervención de las autoridades.

Estas caravanas de vehículos “chocolates”, también es muy común observarlas que transitan en las carreteras de la entidad de Coahuila y como también en el tramo de Monterrey a Coahuila o viceversa, siendo remolcadas con alguna otra unidad.

El cierre o sello de la frontera, así como la legalización de éstos autos denominados “chocolates”, con supuestos pagos simbólicos para su regularización que tanto anuncia el gobierno federal, es teórico, no en la práctica porque la pasada constante de los “chocolates” así lo demuestra porque es un hecho que la medida y disposición hacendaría, así como la regularización de los mismos, es decir, los vehículos extranjeros está funcionando, pero en el papel periódico, en los medios electrónicos y las mañaneras del caudillo López Obrador; pero que no concuerda con la verdad y realidad que es otra.

Las organizaciones como ONAPPAFA, U.C.D.; UNE, CNC y otras más, ruegan a las once mil vírgenes para que perdure por tiempo indefinido esa indolencia y apatía que representa complicidad de las autoridades hacendarías que en honor a la verdad no se molestan por hacer algo y detener el contrabando de automóviles extranjeros que ha dañado seriamente la economía de la industria automotriz.

Es un hecho, porque las evidencias así lo demuestran que, en este negocio de la introducción de vehículos chuecos o ilegales, está metida en las pingües ganancias gente muy influyente y esa gente muy influyente no puede ser otra que altos funcionarios del gobierno federal, porque de otra manera no hay explicación para que por años y años hayan estado pasando de manera ilegal millones de vehículos, y en la actual Administración de la Cuarta Transformación siga pasando aun cuando presumen que han acabado con la corrupción en México. En resumen, es el mismo juego, pero con otros jugadores.

Los grandes capitales de las plantas automotrices instaladas en México, al igual que los distribuidores de vehículos y los propios loteros, reiteradamente han elevado su protesta por esa pasividad que los está acabando económicamente al descender la venta de vehículos nuevos y usados, independientemente de la contaminación que origina la mayoría de esos carros usados y los problemas que causan al chocar e, huir aprovechando la no identificación de los vehículos, pues las mismas organizaciones que les dan calcomanías les brindan impunidad al negarse a proporcionar los datos de la persona a la que se le entregó la calca.

Si en realidad quisieran acabar con el problema, no es necesario hacer anuncios que no se cumplen, se trata simplemente de actuar y ya, por eso insistimos, el cierre y sello de la frontera, así como la legalización de esas unidades para acabar con los “chocolates” es meramente teórico. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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