Los enredos de Guzmán Loera

México (PL) Una foto actual lo muestra en una celda más pequeña y enjaulada que la ocupada en el mismo penal de alta seguridad del Altiplano. Es «El Chapo» Guzmán, con las manos a la espalda. No tiene televisor como antes y el retrete está expuesto a la cámara.
Este último detalle no parece casual, pues el jefe del cartel del Pacífico se había escurrido por el único punto donde tenía privacidad el 11 de julio de 2015, cuando sus compinches le construyeron un túnel de kilómetro y medio que desembocó en aquel íntimo cuadrante donde la cámara no lo captaba.
Fuera de la prisión, el perímetro está resguardado por tanquetas blindadas. Al interior, perros entrenados («huele-Chapos», le dicen) y cámaras de video portátiles son parte de las medidas de vigilancia para evitar una nueva fuga, según revelan medios locales.
En sus primeras cinco noches en prisión, Joaquín Guzmán fue cambiado de celda en siete ocasiones sin seguir ningún patrón; puede estar en una celda horas o minutos y siempre bajo supervisión especial. Los pisos ahora están reforzados con mallas de acero.
Cuando el prisionero es trasladado dentro del penal lo acompañan guardias que portan cámaras de video. Uno de los custodios siempre está frente a su celda para grabar sus movimientos.
Un reporte afirma que en abril el número de cámaras de video en el Altiplano superará el millar. Son dispositivos con tecnología térmica y alarmas muy sensibles.
Los visitantes al centro de detención pasan por un escáner corporal. El sistema de aguas y alcantarilla recibió modificaciones. Los detectores de movimientos terrestres, apagados el 11 de julio de 2015, están funcionando.
El reo permanece incomunicado, se quejan sus abogados. Sería imperdonable que vuelva a escapar, dijo el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio.

MISIÓN CUMPLIDA
Así suscribió el presidente Enrique Peña Nieto en su cuenta de Twitter el 8 de enero al dar la noticia de la recaptura de Joaquín Guzmán Loera, el narcotraficante más buscado del planeta. Habían transcurrido 182 días de su espectacular fuga, y con ella el récord de ser el único en escapar dos veces de penales de alta seguridad mexicanos.
En ese lapso medios de prensa lo ubicaban en Costa Rica, en la Patagonia argentina, en Venezuela, pero Guzmán siempre se sintió más seguro en su natal Sinaloa, donde nació en un humilde rancho y desde joven comenzó a hacer carrera con la siembra de marihuana.
«No había trabajo», se justificó en polémica entrevista con el actor estadounidense Sean Penn, publicada por la revista Rolling Stones.
En ese encuentro, sirvió de intermediaria y traductora la actriz mexicana Kate del Castillo, a quien la Procuraduría General de Justicia citó en calidad de testigo sobre el caso.
Del Castillo hizo el papel de Teresa Mendoza en «La Reina del Sur», una joven de Sinaloa que huye de narcotraficantes y va a dar a España, donde construye un imperio de tráfico de drogas entre América, España y Europa.
La teleserie está basada en la novela homónima del escritor español Arturo Pérez-Reverte.
Es notorio que El Chapo es admirador del personaje encarnado por la actriz, «La Jefa», con quien mantuvo diversos contactos a través de terceros o por correo electrónico, con más de un gaje de galantería.
Varios DVD de la telenovela fueron encontrados en la última casa donde se escondió (ciudad de Los Mochis, Sinaloa), y en la que perdieron la vida cinco de sus guardaespaldas al intentar repeler a los infantes de la Marina Armada mexicana, quienes siempre se mantuvieron pegados a sus talones.
Hace unos dos meses estuvieron a punto de capturarlo en una zona serrana de Sinaloa, pero el también conocido como Houdini mexicano evadió el cerco incluso con heridas en las piernas y el rostro, según las versiones de aquellos días.
El 8 de enero, mientras se combatía a fuego limpio en Los Mochis, El Chapo y su lugarteniente dejaron el campo de batalla a través de un túnel escondido tras un espejo en su recámara. De allí fueron directos al sistema de drenaje de la urbanización, que recorrieron en «cuatro patas» durante unos 800 metros.
Salieron a la calle por un registro destapado y hurtaron dos vehículos hasta que una patrulla de caminos de la Policía Federal los arrestó, alertados por un ciudadano a quien le arrebataron el auto a punta de pistola.
El Chapo ofreció a los uniformados millones, empresas e incluso una vida de placeres en Estados Unidos. Esta vez se había topado con los policías equivocados. Poco después volaba, fuertemente custodiado, hacia Ciudad de México.

GOLPE POLÍTICO
Queda por determinar si la fuga del Chapo el 11 de julio de 2015 resultó tan bien estudiada que tuvo en cuenta que esa noche el presidente Enrique Peña Nieto y buena parte de su gabinete volaba rumbo a París, en la primera visita oficial de un mandatario mexicano a Francia.
El titular de Gobernación debió regresar precipitadamente al país para comandar un operativo que incluyó la participación de miles de efectivos de la Policía Federal, el Ejército y la Marina Armada, entre otras fuerzas de seguridad.
La búsqueda incluyó la cooperación en labores de inteligencia con varios países, en particular Estados Unidos, que tiene presentados dos pedidos de extradición contra el reo, quien enfrenta numerosos cargos criminales en dos cortes del vecino país.
Desde entonces políticos, medios de prensa y otros actores sociales señalaron que la fuga del jefe del cartel de Sinaloa resultó un duro golpe político y a la credibilidad del gobierno de Peña Nieto.
Incluso se especulaba que el mayor interés era ultimarlo y no su captura, por el temor de que involucrara en sus actividades criminales a personeros del mundo político, empresarial y de otros sectores.
Parte de estas especulaciones era que esos mismos motivos operaban para no extraditarlo a Estados Unidos.
«Si alguien sale señalado tendrá que responder, pero de seguro no será de esta administración», respondió Miguel Ángel Osorio, quien expresó su acuerdo con que El Chapo sea entregado a la justicia estadounidense. De hecho, el proceso de extradición comenzó, pero podría tardar por los recursos presentados por los abogados de Guzmán, el mismo que dice poseer flotas de aviones y submarinos para traficar drogas, ahora incomunicado y supervigilado en una pequeña celda del Altiplano.

*Corresponsal de Prensa Latina en México.

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