DICHO SEA DE PASO

TAN JOVEN Y TAN VIEJO.

De acuerdo al gran dramaturgo alemán Bertolt Brecht, “Las crisis se producen cuando lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer”.
Lo anterior, me parece cargado de verdad y basta ver bajo esa óptica la situación social, económica y política del país, para darnos cuenta del porqué estamos viviendo en tiempos de crisis.
Sobre todo en estas fechas, en que las reformas estructurales planteadas al inicio del sexenio, no acaban de nacer nos vemos en una profunda crisis, porque los vicios de lo que alguien llamo “viejo PRI”, lejos de morir parecen más vivos que nunca.
Así vemos que, fieles a la genética priísta de la mentira, la canallada y el oportunismo, el presidente Enrique Peña Nieto y su equipo, disfrazan sus malas acciones con buenos discursos, su falta de estrategia, con exceso de publicidad y siguen haciendo de los recursos públicos, el instrumento con el cual apaciguan al rebelde, ensalzan su propia imagen y fondean sus proyectos políticos personales.
Y es que esto, aunque es algo que ya sabemos y no nos sorprende, vuelve a resurgir al ver el cinismo con el que se pretende que los pasivos laborales de PEMEX y CFE, se conviertan en deuda pública y así dejar a estas empresas con finanzas limpias para iniciar la nueva etapa de competencia, que surgirá a partir de la reforma energética.
En realidad se presenta una encrucijada, pues es deseable que las nuevas empresas productivas del Estado, que es la figura jurídica que se les asignó a PEMEX y CFE, inicien con finanzas sanas para tener igualdad de condiciones y poder competir con las poderosas transnacionales, que se espera, se instalen en el país.
El legislador priísta, Ricardo Aldana dijo hace unos días, algo que no por ser cínico, deja de ser verdadero: “lo quitemos o pongamos en un cajón diferente, de todos modos lo vamos a pagar todos los mexicanos”. Esto es real, pero la diferencia está en que permaneciendo como obligación laboral de las compañías, se cubriría el pasivo con los ingresos petroleros que los mexicanos ya estamos acostumbrados a no ver, pero el trasladarlos a una deuda gubernamental, equivale a condenar a las generaciones venideras, a saldar, con su trabajo y sus impuestos, las pensiones de los trabajadores petroleros, que tuvieron, gracias a la connivencia y complicidad de líderes corruptos, con gobernantes corruptos, prestaciones laborales que a ellos les estarán vedadas.
El problema es, también, que no se plantea una auditoria sobre los miles de jubilados y pensionados que pasarían a ser acreedores del gobierno y se corre el riesgo de que, tal y como sucedió en otros rescates, como el FOBAPROA y el rescate carretero, los oportunistas y los compadrazgos de siempre, se incrusten en las cuentas por pagar del gobierno de la república.
Otra cuestión que puede dar al traste a la operación de PEMEX Y CFE, es la oposición a la modificación de las condiciones laborales de los trabajadores, en particular en cuanto a jubilaciones y pensiones se refiere, pues sus líderes se han manifestado en contra de que se sustituya el régimen actual, por un sistema de cuentas individuales. La oposición de los líderes sindicales, priístas por cierto, parece ser únicamente de dientes para afuera, pues serán disciplinados al viejo estilo, o como buenos conocedores de las formas, habrán de negociar la modificación contractual, a cambio de seguir gozando de impunidad.
La publicidad política nos dice que cambiando el contrato, las empresas del Estado serán competitivas y se encontrarán en un plano de igualdad con respecto a las que vengan. Sin embargo, detrás de esa información parcial, se olvidan de aclarar el punto más inquietante, que es el saber de dónde sacarán los recursos para cubrir el boquete a las finanzas de la nación. Punto preocupante, pues el pago de la nomina de jubilados de PEMEX sólo en el periodo de enero a mayo, fue de poco mas de 10,500 millones de pesos y el gobierno de la república, sólo conoce por estrategia fiscal, el aumentar impuestos y emitir deuda.
Y es que mientras el gobierno no nos dé una muestra clara de que lo que ha hecho en estos casi 20 meses ha servido para algo, el descaro de seguir cargando gastos a cuenta de los ciudadanos se prestara a cualquier sospecha.
La incapacidad con que han actuado, la vemos manifestada en la situación actual del país.
Tenemos una nación en crisis, en la que poco podemos esperar de las tan mentadas reformas, por el simple hecho de que la mentalidad del inversionista extranjero, es muy distinta a la del nacional. Mientras no se de un efectivo, o por lo menos constante combate a la corrupción, no se detonarán en su totalidad las grandes inversiones prometidas.
De la misma manera, estas se verán frenadas si no se logra una pacificación gradual del país.
Siguen corriendo ríos de sangre por el combate al crimen organizado, combate en el que no se ha variado la estrategia. Los propios datos del SESNSP, tan esporádicos y tan distintos a los del INEGI, muestran que la violencia tiene secuestrada a la nación. Los números, en los primeros 19 meses de Peña Nieto, son peores ya, que los de Felipe Calderón en el mismo periodo.
Si no se atienden estos dos rubros, el bello panorama que se nos ofreció, quedara en utopía, pues, o roba el gobierno, o roba el ladrón.
Quizá lo que no entendimos los mexicanos fue, que para retirar a los delincuentes de la calle, no debimos de regresarlos al gobierno.
Y es que hoy, los grandes negocios solo se hacen en el gobierno. El tráfico de influencias es una constante diaria, que se presenta incluso en los más altos niveles.
Hace poco más de un año, con una nueva estrategia de vivienda, el gobierno federal hizo quebrar en poco tiempo a las grandes vivienderas del país. Con ello, agudizó la desaceleración económica, e hizo perder a los inversionistas, su capital y a los empleados, su trabajo.
Hoy, con oscuros intereses, y sabrá Dios con qué acuerdos, el mismo gobierno se atreve a impulsar a nuevas constructoras, como CADU Inmobiliaria, que recientemente emitió certificados bursátiles con la garantía de que en caso de impago, el gobierno responderá por el 50% del capital y de los intereses.
Esta es una aberrante muestra del cinismo con el que ya se conduce el gobierno, al punto de llevar nuestro sistema económico a esa perversión del capitalismo, a la que se refería Juan Ramón Rallo, “en el que cuando gano, gano y cuando pierdo, me rescatan”.
Esas son las incongruencias del nuevo PRI, el de los hombres estudiados, con postgrados, que tienen al país hundido, con una situación social riesgosa, porque demostraron que no saben honrar su palabra y que son la materialización de las mas arcaicas tradiciones priístas.
Por un lado, el FMI recorto nuevamente el pronóstico de crecimiento para México, hasta un 2.4% del PIB, lo que sin duda obligará a una revisión por parte de las instituciones del país, mientras por otro lado, la inflación nos tiene limitados para incentivar el consumo interno. Es increíble que siendo el gobierno el que fija los precios del gas y la gasolina, estos presenten una inflación anualizada de 8.49%.
No puede ser que el gobierno, aun con todos los recursos que se le dieron este año, no ejerza correctamente el gasto público, y que lo que hoy se ha gastado, sea para pagar lo que se debe del año pasado.
Los índices son deprimentes. La caída en las ventas de la ANTAD, fueron el preludio del anuncio de que el Índice General de la Actividad Económica, crecería por debajo de lo esperado, pues tenemos un gobierno formado por esos individuos que un dia señalo el Papa Francisco, que “ a la gente la empobrecen, para que luego voten por quienes los hundieron en la pobreza”.
Podemos ver que en los tiempos modernos las cosas no cambian. Vemos nuevos gobernantes con viejas políticas; es el resurgimiento del viejo PRI en los nuevos tiempos, con los vicios que no se murieron y las promesas que nunca nacieron. Es el develar la mentira y descubrir a ese nuevo PRI que es tan joven y que es tan viejo.

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