Dicho sea de paso

¿Y TODO PARA QUÉ?

La dramaturga norteamericana Lilliam Hellman dijo en alguna ocasión, que “las personas cambian y generalmente se olvidan de comunicar dicho cambio a los demás”.

Esto debe de ser cierto, pues de todas las banderas con las que Enrique Peña Nieto llegó a la presidencia en 2012, parece que no queda ninguna. El presidente ha cambiado y eso no lo hemos entendido los mexicanos.

Y es que basta recordar un poco de esa campaña, en la que se presumía una serie de iniciativas en las que Peña Nieto no se cansaba de prometer y de comprometerse, para apreciar que en la actualidad, de eso no queda nada.

La realidad es que el cambio prometido por el presidente, respecto a los dos sexenios panistas que le precedieron, se han quedado sólo en el discurso y la capacidad que ha mostrado, se concreta al ejercicio de su calidad de primer priísta al imponer línea a sus legisladores, o al de su calidad de heredero de una tradición priísta y obtener, Dios sabrá de qué manera, los votos de la oposición.

Basta ver como es la actuación del ejecutivo, para darnos cuenta de la verdad que encierran las palabras de León Tolstoi, cuando dijo que “es más fácil hacer leyes que gobernar”, y el presidente y su equipo han abandonado la función administrativa que les corresponde, para dedicarse a hacer malas leyes, que después les es muy complicado llevar a la práctica.

Y es que mucha razón tienen las palabras de la escritora española Concepción Arenal, que dijo que “las malas leyes hallaran siempre, y contribuirán a formar, hombres peores que ellas, encargados de ejecutarlas”.

Hoy vemos que la fase de creación de las reformas, que iniciara con el surgimiento de ese instrumento histórico (y gris) que fue el Pacto por México, arrojó leyes malas que derivaron en algo peor, la implementación de las mismas.

Así, en la tan cacareada Reforma Educativa, no se ve que la autoridad refleje un cambio, ya no de estrategia, ni siquiera de actitud. El gobierno sigue siendo débil ante una disidencia magisterial que impide las clases, actúa con violencia  y parece que cada día le arrebata un poco más al gobierno, torciéndole la mano y obteniendo así, que este le firme acuerdos en los que parece echarse para atrás en la reforma.

La asignación de plazas en algunos estados, se sigue dando por determinación de unos cuantos y el examen nacional, saboteado en algunas entidades, despierta sospechas, pues los aspirantes llegaron a presentarlo, sin saber siquiera cual era el puntaje mínimo a obtener en la prueba.

La autoridad educativa, se ve impotente ante las inconstitucionales decisiones de los caciques estatales, e incongruente ante los datos de los fraudes de nomina que un día publican, sólo para que al ser descubiertos y exhibidos, los retiren, los oculten y salgan a justificarlos.

En el aspecto económico, la reforma hacendaria es muestra del cambio de opinión de Enrique Peña Nieto, respecto a lo que prometió en campaña. La reforma prometida, que sería generadora de empleos y motor de la economía, no apareció por ninguna parte. En complicidad con un sector del perredismo, que no dio gratis su apoyo, crearon un bodrio que ha sido un lastre para los sectores productivos. Las consecuencias son la  desaparición de empleos, el terrorismo fiscal que permite, irónicamente, que aún con nulo crecimiento, los ingresos tributarios aumenten y ha desencadenado una crisis de consumo interno.  En junio pasado, aún con el mundial de futbol, las ventas de los miembros de la ANTAD (Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales) cayeron 0.2% y las perspectivas a futuro no son las mejores.

El presidente ha cambiado. Hoy ya no se ve al hombre comprometido con la transparencia. Ya no está el hombre que prometió luchar contra la corrupción. Su interés y su prisa por sacar adelante las reformas, no llega hasta la rendición de cuentas y el ejercicio honesto del servicio público; sigue congelada la ley que crea la Comisión Nacional Anticorrupción, es más, a 19 meses de iniciado el sexenio, el gabinete no se ha completado, pues no se nombró un secretario de la función pública.

Mientras tanto, vemos como los procedimientos sancionadores se desvanecen, tal como sucedió en el caso de Nestor Moreno, un funcionario más que pasó de burócrata a millonario y que tranquilamente disfruta del dinero y los lujos que este da, tales como su yate o su Ferrari, porque en este país la corrupción es el sello natural de los gobiernos priístas, un gobierno que se toma muy en serio las palabras de Anatole France, que dijo que “toda la justicia social descansa en estos dos axiomas: el robo es punible y el producto del robo es sagrado” .

Y así vamos de reforma en reforma, pasando de una tristeza a otra. Nos vendieron una reforma electoral que sólo hizo más cara nuestra democracia, sin verdaderos instrumentos que la hicieran mejor. Un entuerto legal que nos fue presentado como la panacea, vaya, como el remedio mágico para evitar las trampas en las elecciones, pero que llevó escondido un golpe más al ciudadano, como es el haber aumentado los recursos para los partidos políticos, vía financiamiento local. Y no conformes, ahora pretenden cambiar lo recién aprobado, pues algunos legisladores se dieron cuenta que con la formula para contabilizar los votos de las coaliciones saldrían afectados, que algunos partidos pequeños ponen en riesgo su registro y sus líderes, ven peligrar su negocio.

Y es que al final, a los ciudadanos nos va a salir más caro el sostener a los partidos políticos, instituciones necesarias, pero en las que en la actualidad nadie confía.

Con todo, nos podemos dar cuenta de que en este país todo el poder recae en el presidente y sí, el presidente ha cambiado y no nos lo ha dicho.

El presidente que prometió acabar con el hambre y hasta lanzó una cruzada para ello, se va quedando muy corto en resultados. A más de un año de lanzado el programa y a pesar de los cientos de discursos en los que se presume un alto número de beneficiados, los índices de desnutrición apenas si se han movido, lo que evidencia el fracaso del programa, pues de acuerdo a los parámetros de las organizaciones internacionales, como la OMS y la FAO, de haberse cumplido lo prometido, en seis meses los beneficiarios habrían abandonado la categoría de desnutridos.

En seguridad, el discurso del presidente se ve superado. La nueva estrategia, fue volver a las viejas estrategias. Con el crimen se negocia o se les ejecuta. Los casos del Estado de México y Veracruz, se han denunciado en medios internacionales como fusilamientos y ejecuciones extrajudiciales. El Estado de Derecho está desapareciendo y es vergonzoso ver como se han descubierto policías, militares, procuradores y ahora jueces, que estaban relacionados con el crimen organizado.

Compromisos fallados que nos hacen repudiar al sistema, pues cuando el que promete no cumple, se descubre como mentiroso; cuando la mentira es para obtener poder, se convierte en canallada y cuando además, se le miente al pobre, se le llama chingadera.

Y es que el PRI y la izquierda obtusa, han hecho de los pobres su negocio y no su prioridad, son sus instrumentos, mas no sus objetivos.

Y es que en verdad, la política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres, con el pretexto de proteger a los unos de los otros.

Esto quedo demostrado en la reforma de telecomunicaciones. Mientras nos presumen que no se cobrara la larga distancia ni la consulta de saldo, nos metieron la geolocalización y el registro de actividad de los usuarios y claramente favoreció a los monopolios. Televisa sale beneficiada desde el texto legal, mientras que América Móvil, si bien salió raspada en la ley, una hábil maniobra de desincorporar activos, le permitirá continuar en esa fuerte posición en el mercado. El magnate demuestra porqué es el magnate, con una audaz estrategia que refleja la diferencia de la mentalidad, de quien construyo un imperio y de quien lo heredo.

Jugada maestra que  no se realiza sólo en un día, pues el plan de desincorporación de activos se hace atractivo, por los tiempos que indican los transitorios de la legislación recién aprobada, que redujo a 10 o 20 días, los 200 que marcaba la iniciativa presidencial para que el IFT estudie el plan del preponderante. Carlos Slim demostró que también tenía una pequeña, pero influyente bancada en el congreso. Llevamos meses de discusiones aburridas, de debates pactados y de muy escasos resultados. El tiempo pasa y después de ver un sinfín de acciones inútiles y cuando parece que estábamos mejor, cuando estábamos peor, bien cabe la pregunta: ¿Y todo para qué?.

 

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