Desafío

*Partidos Volátiles

*Seguros para Jefas

*Canciller, ¿y eso?

Ni los partidos con registro ni las opciones por venir –desde la MORENA de López Obrador hasta el VAE, es decir Volver a Empezar, del duranguense Manuel Espino Barrientos-, convencen a la mayor parte de la población; la verdad es que, aunque se cobra mayor conciencia cívica, cada vez es más difícil resolver por quien votar y por qué si bien se asume el compromiso de hacerlo como uno de los deberes de la ciudadanía implícitos en la Carta Magna. ¡Pero hay tantos que ni siquiera conoce el grueso de la población! Sería interesante que repasaran, por ejemplo, los artículos 35 y 36 del texto fundamental en donde se asientan los derechos y las obligaciones de los nacionales de México. No sólo los funcionarios son quienes deben rendir cuentas; también cada uno de nosotros.

Desde luego, debe partirse de un principio fundamental, rector: el mandante, esto es la sociedad en general, sólo debe someterse a cuanto le está prohibido específicamente en las leyes –si bien se entiende que el incumplimiento de los deberes, limitantes de la libertad en defensa de los derechos de terceros o los de la nación, implican o deben implicar sanciones-, a diferencia de los funcionarios públicos, desde el presidente de la República, los integrantes de los otros dos poderes de la Unión, hasta el más humilde de los ediles amenazados por la delincuencia organizada, SÓLO pueden actuar de acuerdo a cuanto les está señalado, en cuanto a facultades y operatividad, en las constituciones, la federal y las estatales para el caso de gobernadores, alcaldes y los colaboradores de éstos. Por desgracia, casi siempre se olvida o desdeña esta correlación básica para el buen funcionamiento de un gobierno republicano y demócrata en el que no puede desdeñarse la voz de la mayoría, tantas veces silente por ignorancia.

Por esta razón, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, quien se adelantó a las vísperas rechazando el propósito de ser aspirante a la dirigencia nacional del partido por él fundado en 1989, el PRD, asume que las autoridades superiores del país debieran reconocer el derecho de los mexicanos –que establece el mencionado artículo 35-, para participar en las decisiones políticas siempre que se haga de manera pacífica. Y, además, en la ley reglamentaria del mismo se establece, como elemento coadyuvante, reunir un millón 600 mil firmas, cuando menos, para hacer valer la fuerza de la unidad popular ante las instancias gubernamentales; así, en cuanto toca a la iniciativa de reforma energética propuesta por el presidente Peña, sin el menor consenso, el valladar de la soberanía popular debiera imponerse hasta exigir otra en la que no se pongan en duda, ni en juego, las garantías para mantener la colectiva propiedad del petróleo y sus derivados. Cualquier otra cosa sería faltar a las leyes fundamentales y, por ende, traicionar el juramento realizado al momento del inicio del mandato formal del titular del Ejecutivo: “protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos…”

Para infortunio general, el señor Peña Nieto omitió parte del texto previsto para la asunción presidencial: mencionó a la Carta Magna pero no expresó el complemento indispensable lo que daría pie a considerar que, por ejemplo, guarda fidelidad a cualquier otra Constitución y no a la “Política de los Estados Unidos Mexicanos”. Aunque parezca una nimiedad para los poco doctos en materia jurídica, no lo es para el derecho en donde una omisión de este tamaño puede observarse como un elemento de nulidad del mandato asumido con las graves consecuencias que ello conllevaría. Y esto no es sólo para el presente, cuando se habla de los “hechos consumados”, porque en el futuro podría alegarse que cuanto realice y realizó Peña Nieto durante su mandato, dada la nulidad de origen de su protesta, no existe para el derecho lo que elevaría a mil decibeles la descomposición general de un gobierno cada vez más vulnerable.

La ventaja para quienes usufructúan el poder presidencial –el mandatario y su gabinete, en primer término-, es que en las oposiciones se vive una crispación insólita derivada, en buena medida, de la confusión, la discordia y, sobre todo, la ingente corrupción de dirigencias y aspirantes a líderes. La denuncia reciente sobre las solicitudes de “comisiones” –“diezmos” les llaman ahora para equipararse a los mandamientos de la Iglesia católica-, por parte de la bancada panista en la Cámara baja –muy baja, cabría decir- y, en especial, de su coordinador, Luis Alberto Villarreal García, aunque se trate de una intriga interna del derechista Acción Nacional, no debe quedarse en puntos suspensivos sino es menester una indagatoria seria que sirva para despejar las sospechas y asegurar el prestigio lesionado. Y, para ello, debieran los involucrados solicitar licencias de sus cargos de elección popular hasta el finiquito de la querella en cuestión.

Es una vergüenza, en la misma línea, que el priísta Manlio Fabio Beltrones Rivera, nacido en agosto de 1952 y uno de los personajes con mayor conocimiento del sistema, no sé si para bien, salga en defensa de su par panista aduciendo que las cuestiones públicas no deben basarse en “chismes”… cuando existen señalamientos concretos sobre las acusaciones de los alcaldes quienes no tienen capacidad aún para conformar una especie de Conferencia Nacional, al estilo de la de los gobernadores ahora a la baja, para hacer escuchar sus demandas y acusaciones formales. Basta con que se les “discipline” para que lastimosamente bajen las cabezas, enredados como están entre el fuego de dos mafias: la del gobierno central y las de las bandas criminales que los persiguen hasta cooptarlos. ¿Lo ignora, acaso, el señor Peña Nieto?

En el andar de los partidos tenemos algunos hechos incontrovertibles: el PRI desgasta su unidad en torno al presidente a causa de quienes protegen los intereses de sus cómplices; el PRD, en fase de escisión, retoma los viejos principios pero se encuentra atrapado por las ambiciones personales de quienes aspiran a la dirigencia nacional del partido al tiempo que avala la reelección de quienes lo han encabezado; el PAN se debate entre los seguidores del “líder” Gustavo Madero Muñoz –indigno de su nombre-, y cuantos, vasallos de felipe calderón, intentan a cualquier costo colocarse por encima de su propio partido en una especie de retorno al fascismo; la MORENA de López Obrador no alcanza a reunir el mínimo de tres mil participantes en una decena de entidades del país lo que demuestra la fuerza en declive del icono intocable; y las demás opciones revoltean como mariposillas que se posan sobre las flores de la intrascendencia. ¿Cuál de estas opciones nos convence, amables lectores? Si apuntan a ninguna, coincidirán con un buen número de mexicanos cansados de revoltijos, alianzas turbias circunstanciales y chantajes soterrados bajo la mesa.

Si en los partidos no existe ecuanimidad y un mínimo de coincidencias entre sus militantes, cada vez más cercanos a los personalismos que tienden sin remedio hacia el peor de los modelos políticos, precisamente a través de los usos facciosos, ¿cómo esperar que no aumente considerablemente la crispación general ante iniciativas presidenciales sin consensos, impuestas y alejadas de las ofertas de campaña de quien apostó, mucho más de lo debido en dinero líquido, por una segunda alternancia con el ánimo de desterrar a los grupos amafiados de su instituto político?

Nada ha hecho al respecto pese al golpe mediático de la aprehensión de Elba Esther Gordillo que, por cierto, duró menos que la excarcelación de la francesita acomodada, Florence Cassez, elevada a la calidad de heroína –un término que nada tiene que ver con la droga; aclaración para los mal pensados como este columnista-, en su comunidad natal con el peso del presidencialismo… francés. ¿Para caer en el mismo círculo se ha derramado tanta sangre en las guerras globales y las que siguen dándose al calor de mafias y conquistadores con máscaras de redentores?¿Y no estamos acaso en la misma línea cuando las víctimas de la violencia han aumentado en cincuenta y siete por ciento durante el régimen en curso?

Lo anterior explica la crispación social, por una parte, y la evidente descomposición política, por la otra; sólo que ya llevamos varios sexenios en fase de vacío, desde el de zedillo –simulador y entreguista-, aunque los gobiernos precedentes tampoco tengan redención histórica alguna… si bien no puede acusárseles de provocar las ausencias en el mando que han posibilitado la entronización de las mafias criminales. ¿O acaso no crece la ingobernabilidad en entidades como Michoacán, Tamaulipas –en donde un “sabio” determinó sustituir al candidato asesinado, el doctor Rodolfo Torre Cantú, por su hermano Egidio, absolutamente rebasado y acobardado, pequeñito dijéramos aunque fuera el cofrade mayor. Una oración fúnebre emotiva le obsequió el cargo que ostenta. ¿Sentirá orgullo por ello?

Nadie se salva; ni un solo partido ni ningún dirigente. Y los mexicanos ya no somos tan manipulables como antaño.

Debate

Al finalizar el primer año de administración peñista, la consabida propaganda anuncia mejoras que nadie observa. Mientras el secretario de Hacienda, siempre rodeado de empresarios e industriales, anuncia que hasta enero, pasados trece meses confusos desde la más reciente asunción presidencial, iniciarán las obras de infraestructura –las inauguradas, al parecer, fueron herencia del calderonismo y beneficiaron… a los narcotraficantes, como la autovía entre Sinaloa y Durango-, pero no las prometidas en las célebres “trece decisiones presidenciales” con las que supuestamente iniciaría su mandato el Primer Magistrado. Las falsedades dominan las escenas.

Se habla del seguro para las jefas de familia y de que hay un millón setecientas mil beneficiadas; casi lo mismo que las firmas reunidas para oponerse a la reforma energética surgida desde Los Pinos y almacenada allí desde 1997 cuando Luis Téllez Kuenzler llegó a la secretaría de Energía y la concibió para asegurarse canonjías, comisiones… y poder. Por algo sigue estando, inamovible, en la presidencia y dirección general de la Bolsa Mexicana de Valores. Una combinación perfecta con Agustín Carstens Carstens, el derechista formado a la sombra del corrupto español Rodrigo Rato y Figaredo en el Fondo Monetario Internacional y defraudador de miles de ahorradores de BANKIA en Madrid, quien se ufana de ser gobernador del Banco de México concentrado en las estadísticas “macro”, tantas veces fuera de la realidad palpable.

Puede estimarse, sí, que la justicia social del régimen en curso es tan exigua como la honestidad de los dirigentes políticos, de México y España por mencionar a los citados en este espacio.

La Anécdota

Son tan grises y tan escasos de proyección que pocos miembros del gabinete residencial son medianamente conocidos. Lo corroboro cada día. Hace una semana, por ejemplo, un amigo de esta columna le señaló a una reportera de televisión, muy guapa e inteligente, que tenía a unos pasos al Canciller, José Antonio Meade Kuribreña:

–¿Al qué? –preguntó extrañada-.

–Al Canciller, al secretario de Relaciones Exteriores de México.

–Oye, ¿y cómo se llama?

–José Antonio Meade.

–No me suena… mejor busco a otro personaje.

Y se fue en demanda de los más acreditados por la televisión para formalizar su nota de color.

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Web: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

“MÉXICO NO PUEDE SEGUIR SIENDO UN PAÍS DE CAUDILLOS SINO DE INSTITUCIONES”, EXPLICÓ CALLES CUANDO FUNDÓ EL PNR, ABUELITO DEL PRI. PERO, ¿QUÉ SUCEDE CUÁNDO ÉSTAS SE VUELVEN REHENES DE SUS PASAJEROS OCUPANTES? QUE SEGUIMOS BAJO LA ÉGIDA DEL CAUDILLAJE… INSTITUCIONAL. A ESO NOS ENFRENTAMOS AHORA POR MÁS QUE NOS INSISTAN EN LOS AVANCES DE UNA DEMOCRACIA COJA. UN AÑO DESPUÉS DE LA ASUNCIÓN DE PEÑA, LA ESTRUCTURA GUBERNAMENTAL NO HA SIDO MODIFICADA. AL CONTRARIO, SE AHONDA EL DESPRECIO POR LOS CRITERIOS GENERALES Y SE IMPONE EL DE UNA PEQUEÑA ELITE DE CÓMPLICES. ¿HASTA CUÁNDO?

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