Desafío

*Congreso Sitiado
*Maestros Abusivos
*Andar sin Temores
Por Rafael Loret de Mola

Se nos va el mes y a punto estamos de arribar al primer informe de gobierno, el próximo domingo, y lo que pareció miel sobre hojuelas desde el pasado 2 de diciembre, con la firma del “Pacto por México” –aunque se excluyera al líder de izquierda más representativo, Andrés Manuel López Obrador, pero sí con el consenso del instituto que le proyectó nacionalmente, el PRD-, convenidas las dirigencias partidistas de la necesidad de dotar seguridad hacia el futuro para el país con un gobierno que no se apartara –y esto es muy importante-, de los principios básicos que sostienen a la República: soberanía, libertad, justicia y equilibrio de clases. Sin embargo, hace mucho tiempo que las ideologías son rehenes de la democracia.

Fíjense: la llamada Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) apareció a la vida pública para repeler, con dureza, al cacicazgo de la otrora imperturbable maestra Elba Esther Gordillo Morales, aprehendida, al fin, el 26 de febrero de este año hace exactamente un semestre. Un lapso en el que, por efecto natural, debió cimentarse la pretendida reforma educativa con todo y sus postulados básicos, rechazados por la antigua lidreza que se sentía, más bien, “guerrera” considerando este elemento como sustantivo en su epitafio… político. Cuando menos, la señora Gordillo jamás llevó el rostro embozado como algunos guerrilleros “pacifistas” que pululan por las Cañadas en Chiapas. Pero no basta con dar la cara cuando ésta se endurece ante la modernización hasta convertirse en un gesto desdeñoso, ofensivo, dirigido a cuantos no piensan igual ni se someten al primer embiste violento de quienes se sienten, y acaso son, “intocables”. Por cierto, bien cabría recordarle al presidente Peña Nieto, en las vísperas de su informe, su promesa toral: que no hubiese tales espacios de poder para cuantos son ajenos a la justicia, aunque la violen todos los días, cobijados por la cúpula del poder. ¡Hay tantos nombres y apellidos!

Pues bien, la tal “maestra”, recluida en la torre médica de la cárcel de Tepepan en donde es vecina del ex gobernador de Tabasco, Andrés Granier Melo, fue la mayor opositora de los apartados de la reforma educativa incipiente sobre el censo magisterial y, sobre todo, la evaluación de los actuales y de los futuros mentores. Era tanto como transgredir a su propio feudo en un carambola a cuatro bandas. ¿Por qué? Sencillo: la señora Gordillo basaba buena parte de su fuerza en su capacidad para sostener a una gama de profesores “comisionados” en distintas dependencias gubernamentales o sueltos para atrapar en sus redes a los disidentes, sin plaza en escuela alguna pero con capacidad de maniobra suficiente, rendidos, eso sí, al cacicazgo; era una especie de ruleta del mal o, como dijera Adolfo López Mateos –ahora vilipendiado por quien dijo ser antes su discípulo, el presidente Peña, al señalarlo como responsable de haber dado un giro a la expropiación petrolera cancelando las inversiones particulares en esta industria-, en una de sus sentencias más brillantes por ciertas:

–Cada mexicano –o cada maestro- tiene metida la mano en el bolsillo de otro mexicano… ¡y pobre de aquel que rompa la cadena!

También habló de quienes acaparan poder y se eternizan con una sentencia lapidaria:

–Los cacicazgos subsisten en los pueblos que ls toleran.

Pero en el caso de la maestra Gordillo se ampliaron, en tiempo y espacio, gracias a la colusión con los distintos gobiernos, fuesen priístas o panistas, hasta que se sintió superior a los partidos, dueña de uno además, el PANAL, sólo para divertirse en la ruleta de la democracia vertida hacia su antítesis, la demagogia, y creyó que podía medir al titular del Ejecutivo –un niño para ella-, presionándolo a sus anchas. Pero Peña respondió y la mandó a la cárcel incluso con la oposición de algunos distinguidos miembros de su gabinete, como el procurador general, el hidalguense Jesús Murillo Karam, quien debió tragarse “el sapo” ara mantenerse en la silla voladora.

Por todo lo anterior, es absurdo que el CNTE, nacido por la repulsión a la señora Gordillo, explicable por los precedentes, se convirtiese en el principal defensor de la misma al caer ésta presa. Es decir, a la “maestra” no la defendió uno solo de los líderes de su sindicato, que ella encabezó desde el sexenio de Salinas –siendo apoyada por Zedillo, Fox y calderón, en minúsculas-, y fue pilar del mismo desde mucho antes a la sombra del profesor carls Jonguitud Barrios, quien nunca creyó que aquella menuda chiapaneca –lo era entonces-, venida de Comitán pero con recursos para sostenerse –aunque ella se contradiga en este punto-, fuese a instaurar un modelo bastante más sólido al que acabaran protegiendo los mandatarios a cambio del apoyo de un gremio con pocos escrúpulos para ser usado como parte de la alquimia electoral o, simplemente, como un batallón de soldaditos dispuesto para blindar al presidente en turno; por eso, naturalmente, Peña no le perdonó a la señora Gordillo su indisciplina.

No se olvide, además, que durante la campaña presidencial más reciente, en 2012, la candidata cuyo discurso fue dirigido a la maestra Gordillo con fuerza inusitada y con descalificaciones mutuas, fue la panista Josefina Vázquez Mota aun cuando la primera, Elba Esther se entiende, levantó la mano a calderón en la hora negra del fraude de 2006. Hablo de hechos, no de especulaciones vanas. Y Josefina, por supuesto, no llegó a donde se proponía… si bien Elba sólo duró unos meses, tres para ser exactos, hablando de epitafios como presagio de su inevitable tumba política. Esta es la historia real, la que no admite réplica.

No se entiende, entonces, la razón de fondo por la cual la CNTE permanece en estado de subversión; y más que eso, con el suficiente poder de convocatoria para rodear a la sede del Congreso general, plantarse en el Zócalo y desquiciar a la ciudad de México con marchas incesantes aun cuando los coordinadores parlamentarias, echándose para atrás, negociaran con doce representantes de los mentores en rebeldía, quienes se dicen ajenos a los actos vandálicos pero los promueven y provocan sin duda, la supresión del debate sobre la evaluación “de los docentes”, aunque sus alumnos salgan perdiendo con una educación de muy bajo nivel y con ello en clara desventaja con otros países incluso del tercer mundo.

Es curioso, la CNTE se quedó, defendiendo lo que aireaba su odiada “maestra” con tal de desquiciar al gobierno de la República. Y, con ello, demostró cuáles son sus prioridades: oponerse siempre para no educar jamás. Primero, fue en Oaxaca, a la que mantuvieron en estado de sitio durante años, amenazando de paso a los cotidianos libres; después, el Distrito Federal como si ellos, sólo ellos, fueran dueños del centro neurálgico de la República, esto es sin ciudadanía de por medio ni el menor consenso. No ganan nada, pero se sostienen con los estipendios que no ganan en las aulas. Una descomposición muy profunda.

Y a todas estas prosigue la actitud subversiva –entendido el término como la “actuación atentatoria contra los fundamentos del orden establecido”- de los mentores protestantes y sus dirigencias, y no es siquiera analizada por las fuerzas encargadas no sólo de preservar el orden sino, sobre todo, asegurar la gobernabilidad de la nación, misma que, se supone –como el hispano Pacto de la Moncloa a finales de la década de los setentas del siglo pasado, muerte el ominoso dictador Franco y erigido en rey el zángano Borbón-, fue el elemento sustantivo del “Pacto”… aunque no se incluyera a los poderes fácticos que se creyeron con derecho a boicotearlo. Recuérdese, por ejemplo, la notoria ausencia de loa señora Gordillo en la ceremonia respectiva cuando se creía por encima de las instituciones, incluyendo la presidencial.

¿Cualquiera, entonces, puede ponerle candado a las instituciones? Basta con reunir a parientes, amigos y vecinos en demanda de lo que ni siquiera está en juego como ya adujeron los legisladores en plan de “conciliadores” o temerosos de ser agredidos, como alguna vez lo fue Diego Fernández de Cevallos al entrar al viejo Senado, por una multitud anónima y, por ende, cobarde. Fue, por tanto, un duelo entre la subversión de un gremio y el temor de uno de los poderes de la Unión. ¿El resultado? El desastre, claro; o la ingobernabilidad, tan temida pero ganadora del primer curso de Peña Nieto… a nueve meses de su parto presidencial. Y ya hasta operación tuvo para extirparle unos nudos tiroidales. No van bien las cosas.

Debate

Es necesario, entonces, considerar que no es tolerable que se interrumpa la actividad del gobierno, ni se le ponga sitio a la sede legislativa, bajo argumentación alguna, porque ello atenta, muy seriamente, contra el Estado de Derecho y la gobernabilidad del país, poniéndolos en camino del “estado fallido”, lo que tanto ansían quienes, desde el norte, buscan intervenir en los asuntos nacionales. En esta línea, ¿son o no patriotas quienes desquician al estado y su gobierno? Sólo los justificaría, una revolución en forma, ¿pero estamos en esa ruta? Por supuesto que no.

Por otra parte, no es permisible la laguna jurídica en donde se hunden los principios republicanos, entre ellos la obligación constitucional de los legisladores de cumplir con sus tareas, instalando al Congreso General para un periodo extraordinario de sesiones previo al ordinario que debe arrancar tras la presentación del informe presidencial en sesión solemne que dura un suspiro mientras, en Palacio Nacional, el mandatario, muy cómodo, habla para sus incondicionales… igual que López Obrador a los suyos. Lo dicho: los antagonistas acaban por imitarse los unos a los otros.

En un Estado de derecho, no “fallido”, es evidente que no puede tolerarse la abierta subversión contra los poderes del propio Estado. Ello nos colocaría a la cola de las democracias universales. ¿Es esto lo que pretenden los senadores y diputados al actuar con temor evidente porque a sus puertas permanecen los campamentos de los irracionales que pretenden educar a nuestros hijos? Esta interrogante debe responderla el presidente Peña Nieto sin retraso alguno.

La Anécota

Hoy se cumplen 66 años desde la muerte, en Linares, del gran Manuel Rodríguez, “Manolete”, ídolo que fue de México y de todas las naciones en donde hay fiesta de toros. Recordándole, no pude evitar que el pensamiento me llevara hacia los tiempos de otro gigante, Manolo Martínez, muerto en un agosto también pero de 1996, esto es hace veintisiete años ya. Fue Manolo quien me dijo:

–Claro que tengo miedo; lo importante es no permitirle que nos supere por dentro y no nos permita ir hacia delante, hacia el ruedo.

Esto es: cuando se pisa el redondel, el miedo debe desaparecer. Un consejo que vale, igual, para quien tiene ahora el deber de gobernar.

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WEB: www.rafael-loretdemola.mx
E-MAIL: loretdemola.rafael@yahoo.com
NADA, ABSOLUTAMENTE, PUEDE JUSTIFICAR LA CONDESCENDENCIA OFICIAL, O DE PARTE DE UN SECTOR DEL GOBIERNO, HACIA QUIENES DESQUICIAN EL ESTADO DE DERECHO Y PONEN A MÉXICO EN SEVERO PREDICAMENTO. MENOS AHORA, CUANDO LA VIOLENCIA PARECE SER EL GUARDARROPA PARA LOS INVASORES VESTIDOS DE INVERSIONISTAS Y CONSORCIOS LISTOS, OTRA VEZ, A VENDERNOS CUENTAS DE VIDRIO A COSTA DE NUESTROS RECURSOS NATURALES.

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