Desafío

*La Carcajada del Gato
*Honra sin Propaganda
*El “Peñón del Diablo”

 
El 7 de junio pasado, apenas dos días después de consumarse la parodia electoral en Veracruz –el candidato de Morena, Cuitláhuac García, no tuvo el apoyo estructural necesario ni el espaldarazo de su icono para defender los sufragios a su favor, quedando en el aire la pregunta sobre si le alcanzaban para proclamar victoria-, el Club de Periodistas de México tuvo a bien entregarme un emocionado reconocimiento por lo que mis compañeros calificaron como “trascendental obra periodística”.
Me trataron muy bien hasta que un pequeño grupúsculo, alterado por sus componendas seguramente, reclamaron con algunos abucheos poco significativos, mi postura frente al falso panista y criminal Miguel Ángel Yunes Linares a quien cuestioné severamente allí, en su sede, en Xalapa capital de la entidad. Los desafié y fueron apagándose sus protestas al tiempo que surgían felicitaciones por haber puesto el dedo en la llaga en un escenario dominado por un duelo absurdo entre caciques de la leva, provocadores y corruptos; del otro lado, claro, no podía ocultarse el perfil bárbaro de Javier Duarte de Ochoa.
Duarte fue amigo de la “maestra” Elba Esther al inicio de su mandato; Yunes fue algo más durante algunos lustros hasta que se creyó tan poderoso como ella, sobre todo en el terreno del capital y los inmuebles mal habidos. Gracias a la intervención de la ex lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación –mismo que la dejó sola a la hora de los diferendos judiciales y tras la consigna peñista destinada a aplastarla-, Yunes logró alcanzar preminencia tal en el Congreso que fue llevado de la mano a la dirección del ISSSTE, en donde defraudó 69 millones de pesos, y a la subsecretaría de Seguridad Pública.
Ya antes, como priísta, había ocupado una curul estatal durante el mandato de Don Agustín Acosta Lagunes, y servido como secretario general de gobierno a lo largo del periodo de Patricio Chirinos Calero entre 1992 y 1998; luego seguiría el periodo de Miguelito Alemán Velasco –el diminutivo no lo desterrará ni con el fin de sus días-, tan ladrón como su progenitor, el ex presidente de la República.
Con Chirinos, a quien carlos salinas le observó siempre dotes de consejero y analista, ocurrió algo de lo más extraño: no quería ser gobernador porque aspiraba a algo más y desconocía los caminos de la extensa entidad que le vio nacer, pero sólo eso. En este punto fue donde entró en escena Yunes para fungir, de hecho, como mandatario mientras aliviaba a Patricio de sus debilidades, corrompiéndolo además, hasta convertirlo en un mero patiño tartamudo. Fue Yunes, claro, quien mandó y más se enriqueció con la malsana especulación de terrenos y bienes al estilo de los gañanes de la posrevolución.
Me contaba Acosta Lagunes sobre Yunes que éste no era sino un avezado oportunista, con labia suficiente para adormecer a un velador, pero sin contenido moral alguno. Una radiografía exacta que se confirma al calor de los hechos actuales. Pero le faltó decir al ex mandatario, ya extinto y con fama de ser un extraordinario economista aunque con más olfato político del que le reconocían sus amigos y adversarios, que Yunes no era de fiar y podía asestar los golpes de la traición a la menor oportunidad.
Por ello, claro, fue priísta cuando le convino; panalista cuando lo quiso la “maestra” y panista cuando llegó a visitarlo la dirigencia del PAN para ofrecerle una candidatura tan ruin como su conciencia. Los miembros del blanquiazul, si hubiesen vivido bajo el Tercer Reich, seguramente le hubieran ofrecido una curul o un escaño a Hitler con tal de ganar unos comicios. Sin sentido político, faltos de ética personal, cada uno de los negociadores cayeron en las redes del perverso.
La suerte, insisto, jugó a su favor y facilitó que el tiburón devorador y devastador pudiera nadar hacia cualquiera de sus costados, gracias a tener enfrente a una carnada gorda pero dura y rancia al frente: Javier Duarte de Ochoa, el peor gobernador mexicano –no sólo veracruzano- que se recuerda desde los tiempos del beodo victoriano huerta, el chacal –así, sin comillas-, para deshonra de la zootecnia. Seguramente, hoy en día, el usurpador aquel sería animalista y andaría por allí deseando la muerte de los seres humanos capaces de enfrentar la bravura de un toro de lidia, aunque las fotos de la época le muestran saludando, una sola vez, al Califa de León, Rodolfo Gaona, en la plaza de toros “El Toreo” de la Condesa, entonces en las afueras de la Ciudad de México.
Duarte fue, en sí, el mejor promotor de Yunes, de los Yunes, incluyendo al priísta torpe, Héctor Yunes Landa, derrotado de antemano por su origen partidista –espejo de cuanto puede suceder en las elecciones federales de 2018-, por cuanto a la ausencia de gobierno, el desarrollo de los cárteles –reconocidos por el mandatario con licencia y finiquito-, y la crecida de una deuda incontrolable que llega a 170 mil millones de pesos.
Y en medio de esta marabunta, bajo el asombro del país entero, aparee uno de los peores carniceros de la democracia, acusado por pederasta y socio de elementos de la peor ralea como el rey de la mezclilla, Kamel Naciff, avecindado en la “radiante” Puebla vestida de azul desde donde pretende lanzarse a la Presidencia un empresario, Rafael Moreno Valle, ayuno de sensibilidad política y de vergüenza. El círculo dorado es ahora multicolor, con el tinte del cielo inmaculado; sólo éste… aunque los helicópteros del gobernador lo oscurezcan.
La carcajada del gato o la última de la cumbancha –un salón de fiestas en donde se baila hasta al más experto según la definición del Diccionario de la Lengua Española-, la entregan, todos los días, los hijos del sistema político mexicano –o de perra, como titulé a mi obra más reciente ya en venta-, para escarnio de los mexicanos honorables, quienes somos más, dicen, pero podemos hacer lo menos porque no arrojamos temores y lacayunerías al cesto de la basura para redimir las virtudes ancestrales de los guerreros que habitaron sobre este mismo suelo. Me duele reconocer que estamos muy lejos de ser como nuestros ancestros; por desgracia.
La carcajada de los farsantes se impone cuando, por ejemplo, otro gran predador de la sociedad, el matón y represor manuel bartlett díaz, compañero de viaje de Andrés Manuel, sigue llamando “chiste” a un aserto infamante:
–Claro que puedo entrar a los Estados Unidos; lo difícil, en todo caso, sería salir de allí.
Lo anterior como consecuencia de las pesquisas que caen sobre él desde el asesinato del agente de la DEA, Enrique “KIKI” Camarena Salazar el 9 de febrero de 1995, con testigos que aseguran haber visto al entonces gobernador de Puebla, varias veces, en la sala de tortura montada en el rancho “El Marengo”, Michoacán. Sus funciones como secretario de Gobernación cesaron en 1988 pero ya, en aquel momento, se le seguían los pasos por cuanto su injerencia en los asesinatos de los periodistas Carlos Loret de Mola Mediz y Manuel Buendía Tellezgirón. Por eso no lo he perdido de vista ni tampoco he pretendido mancharme las manos… pero en tres ocasiones lo he hecho correr como un buey mansísimo.
La carcajada del gato, es decir de Emilito Gamboa, quien se deja acariciar por la tropel de cada sexenio con indigna sumisión y ofensiva proclividad a fomentar la expansión de la “cofradía de la mano caída” –dicho esto sin el menor tiente homofóbico sino como denuncia a una mafia perniciosa-, es la demostración fehaciente de que este sistema, como está, ya no sólo no funciona sino está paralizado en su propio lodo, en el pantano de la ignominia.
No hace falta subrayar que es necesario tomar partido sea a favor de quienes se ríen de nosotros o de la dignidad de las nuevas generaciones.
Debate
No hace mucho, Andrés Manuel –sobran los apellidos para identificarlo-, subió a las redes sociales una imagen ciertamente grotesca por falsa. Conducía una carreta, en solitario, sin que pudiera evitarse observar las camionetas Suburban al fondo y algunos miembros de su séquito pendientes de la filmación mientras el carretero, encorvado, mantenía el rumbo de las mulas con todo el significado que quisiera dársele al mensaje con tintes subliminales.
Lo recordé observando al ex presidente de Uruguay, José Mujica Cordano, durante su visita a Baja California –en donde recibió un justo Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de esta entidad-, sirviendo charolas con varios platos a los refugiados de Haití cuyas esperanzas parecen morir cada día hasta que llega el milagro de la solidaridad. Sin buscar reflectores, salvo de algún fotógrafo que le siguió, el ex mandatario del Volkswaguen del millón de dólares, con ochenta y un años sobre sus hombros, sigue recorriendo el mundo, con exultante sencillez, tratando de servir a los demás, sin nacionalidades de por medio sino como justo homenaje a los seres humanos, sus congéneres.
Y con esta humildad repartió huevo fritos y frijolitos a los infelices que lo perdieron todo excepto la fuerza de la hermandad entre los hombres de buena voluntad. ¿No habrá, entre tantos millones de mexicanos un líder de las características de Mujica? ¡Qué levante la mano, por favor!
La Anécdota
Desde el “peñón del diablo”, o “Los Pinos” para los neófitos, han caído de su pedestal, pero hacia la red protectora, algunos de los mayores cómplices del huésped perentorio de la casona. A saber:
1.- Ángel Aguirre Rivero, de Guerrero, quien debería ser procesado por cuanto derivó del genocidio de Iguala y de las pruebas sobre el mantenimiento de la esclavitud en la región, tolerado igualmente por el actual mandatario, Héctor Astudillo Flores.
2.- Javier Duarte de Ochoa, el predador perverso, quien cree tener impunidad de por vida y ahora se burla de las autoridades que ya le investigaban.
3.- Los Moreira, Humberto y Rubén, quienes se creen dueños de Coahuila y de la voluntad adormecida de los coahuilenses, y ya se disponen a otro asalto contra la democracia y la dignidad de la República en una escalada nepotista sin precedente.
Son sólo los tres de mayor relevancia; en realidad, los socios del clan incluyen a la mayor parte de la clase política del país sin reconocimiento de sellos, colores ni partidos.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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Si de justicia se tratara ya estarían bajo proceso los ex gobernadores de Chihuahua, Veracruz, Quintana Roo, Guerrero y Tamaulipas. Cuando menos, digo, aunque ya sé que no pocos lectores de otras entidades alzarán su mano para señalar a quienes los han afrentado igualmente. Todo el país en crisis y peña sigue en Los Pinos.

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