Desafío

*Evasores de Justicia

*Torpeza de Políticos

*Pueblos sin Memoria

 

Cuando la asfixia financiera, injustificada desde el punto de vista administrativo y peor si nos basamos en la moral política, se hizo pública en nuestra querida Coahuila, recomendé que, para defender su propio perfil, Humberto Moreira Valdés debía retirarse unos meses –no definitivamente- de la presidencia del PRI pues era muy evidente el enfoque y la trampa que le tendieron. Ello no significa que la deuda era inexistente sino sencillamente que tuvo un uso político y no económico. Lo advierto para no caer en confusiones baladíes. En todo caso, debió ser la soberanía coahuilense la que actuara y no la autoridad federal demasiado interesada en descabezar al PRI.

La idea central de aquella propuesta es que, de modo alguno, un proceso judicial debe interpretarse como signo de culpabilidad del indiciado, hasta el juicio y la sentencia definitorias. Durante las alegatorias, el inculpado puede y debe defenderse, con argumentos sólidos y pruebas concretas de los distintos señalamientos hasta diseminar las dudas e interrogantes. Incluso me permito sugerir algo más: que tal debiera hacerse de oficio, como parte sustantiva dl servicio público, esto es no sólo la rendición de cuentas sino un procedimiento específico para permitirle al ex funcionario, dejados sus cargos ejecutivos, contar con la carta blanca de su inocencia y el aval consiguiente de la ciudadanía. Tal sería un mecanismo mucho más sano que husmear, como topos, en las facturas hasta por los lápices de oficina con tal de “linchar” políticamente a un adversario.

Moreira, sin defensa posible, insostenible, debió retirarse con la cabeza baja luego de haber arribado, nueve meses atrás, con un inusitado apoyo masivo. Tal hizo bastante más doloroso, entre los priístas, no sólo su caída sino la imposibilidad de defenderlo. Nadie metió las manos por él y el personaje parece convertido en una especie de errante sin destino fijo. Dicen haberlo visto en Cuba y vive en Barcelona en donde estas cosas, como las que inculparon a Humberto, sólo se saben cuando así lo dispone el mandamás. Cuestión de enfoques y territorialidades.

¡Ah! Y, por obra de magia, las diligencias en contra de Humberto Moreira fueron diluyéndose y se están esfumando, poco a poco, al tiempo de que Rubén, su hermano mayor, rompió fuego contra sus hermanos –también contra Carlos, el delegado del SNTE en la entidad y muy cercano a la maestra Elba Esther Gordillo, encarcelada-, para tomar distancia y sentirse libre de cuotas familiares después de cuanto le debe a Humberto quien, a petición de la madre de ambos, le protegió a pesar de sus propias resistencias. No se olvide que los desencuentros fraternos suelen ser los más enconados. Y recuerdo que, alguna vez, se lo dije al personaje principal de estas líneas cuando gobernaba Coahuila y se planteaba solicitar licencia para no ser él quien respondiera por la campaña proselitista de Rubén. No pudo hacerlo por las advertencias gregarias, incluso el ahora mandatario estatal llegó a deslizar la posibilidad de encabezar una alianza opositora si no le daban la candidatura priísta, y su propia inclinación por el nepotismo.

Dicho lo anterior, paso a comentarles uno de los recientes escándalos que me llegan de España, tan parecida a México –por algo nuestra nación mestiza lleva parte de sangre hispana-, en donde el yerno del Rey, Iñaki Urgandarín, y su esposa Cristina de Borbón y Grecia están “imputados” por diversos delitos de prevaricación pública y habrán de defenderse, ante tribunales. Es muy probable que el primero, jamás la de sangre real, sea puesto en prisión. Y resulta que el ex presidente de la Comunidad Autónoma de Valencia, Francisco Camps, resultó absuelto, en 2011, tras un largo proceso fincado, nada menos, en una evidencia bastante simplona: la posibilidad de haber sido sobornado mediante la entrega de trajes de alta calidad elaborados por el conocido sastre José Tomás –sin relación alguna, por fortuna, con el inmenso torero de Galapagar-.

La acusación, exaltada por los socialistas que detentaban el poder central hasta diciembre pasado, obligó a Camps, más por la presión mediática –lo apunto para aquellos que colocan a los informadores en condición de aves de rapiña en busca de cadáveres políticos-, a separarse del cargo de presidente –equivalente en México al de un gobernador-, hace tres años, con el objetivo de dar la cara, enfrentar las denuncias en su contra y demostrar, si cabía, su inocencia.

Tuve oportunidad de atestiguar, en directo, parte del juicio contra Camps –me hubiera encantado hacer lo propio en Coahuila porque ello hubiera significado una mayor madurez institucional-, y no dudo en señalar que, por momentos, aquello parecía un circo, sobre todo durante la comparecencia del mencionado sastre quien, en su alegatoria, lo primero que hizo fue especificar su propio oficio: diseñador de moda, esto es considerando peyorativo el otro término. Y luego se dio su importancia, con sus bigotes remilgados, cayendo en un juego perverso con alto interés comercial y político: adujo que era votante del derechista Partido Popular y por ende le tenía especial simpatía a Camps pero… él nunca había pagado por los trajes hechos a su medida. Me faltó poco para revolcarme de risa ante el elevado lenguaje jurídico utilizado para contrarrestar al changarrero de marras. ¡Y con una seriedad aplastante, como si estuvieran todos frente a un toro de Miura!

El caso me sorprendió. Porque se la tomaron en serio pese a la nimiedad del tema comparándolo, claro, con algunos sucesos procesales en México con material de sobra para inculpar y sentenciar a muy altos funcionarios públicos. Por eso me felicito de que, siquiera en Chiapas, se haya roto el cartabón y fuera a dar a prisión, donde debe estar a pesar de sus protectores del centro del país –tengo documentos que lo corroboran-, el ex mandatario estatal pablo salazar mendiguchía, liberado por cobardía y ahora asesor de López Obrador, suerte similar a la corrida por aquel a quien pretendió dejar como legado en condición de “fiscal general”, Mariano Herrán Salvatti. Una por todas las que no han sido… pero breve, como suele ser la justicia en México. (Además, y qué bueno, a pablo nadie le golpeó o sodomizó, como sí hizo con sus reprimidos hasta llenar la cárcel de “El Amate”. No hubo ojo por ojo porque no priva ya la ley de la selva).

Debate

Si la justicia debe ser igual para todos, como proclamó el Rey español Juan Carlos I, para desahuciar jurídicamente a su yerno, el Duque de Palma, con el consiguiente disgusto de la Reina, Sofía de Grecia, quien a toda costa pretendía defender a su hija, la Infanta Cristina, de la vergüenza de su marido, ¿qué esperamos en México para proceder, judicialmente, contra los ex presidentes y sus familiares, incluso respecto a la primeras familias, con los hermanos Zavala Gómez del Campo en lugar de excelencia? Porque fueron ellos los que “blindaron”, abusando del entorno sectario, el presente de felipe calderón quien no parece todavía estar preparado para decir adiós, intocable.

Insisto: el ser acusado, de modo alguno significa culpabilidad automática, sino sólo una presunción. Siempre me ha parecido que los políticos honrados debieran estar listos a enfrentar procesos judiciales para demostrar ser inocentes antes de convertirse en carroña. ¡Cuánto talento se ha desperdiciado por guardarse las espaldas, espantados todos por un destino incierto! Otros, más hábiles, como emilio gamboa o el veleta manuel bartlett –ahora izquierdista cuando fue el principal represor de los dirigentes del Frente Democrático Nacional durante el nefasto periodo de miguel de la madrid, entre 1982 y 1988-, se escudan en una terca permanencia, medrando con la ubre del erario, refugiados en padrinazgos tales como el de Manlio Fabio Beltrones, el primero, ¡y Andrés Manuel López Obrador, el segundo! Inexplicable desde cualquier perspectiva.

Habrá justicia en México cuando un ex mandatario bribón, uno solo, sea exhibido tras las rejas. Hay de donde escoger.

La Anécdota

También al célebre juez Baltasar Garzón fue enjuiciado en España, en esta transición política con muchas aristas y reformas judiciales expuestas ya. Garzón enfrentó varios cargos, uno de ellos por haber mandado grabar a presuntos lavadores de dinero, y otro por la puesta en marcha de la “Ley de Memoria Histórica” que la derecha, ahora en el poder, detesta por cuanto coloca a la dictadura franquista en el peor resquicio de la historia. Y Garzón perdió, naturalmente.

Sobre lo segundo, existe una sentencia lapidaria:

–Un pueblo sin memoria no puede aspirar jamás a la justicia ni a la libertad.

Anótenlo, amigos lectores. Luego les cuento quien lo dijo.

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Web: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail:loretdemola.rafael@yahoo.com

DEBEMOS SER INSISTENTES EN UN PUNTO FUNDAMENTAL: LA JUSTICIA ES LO ÚNICO QUE ESTÁ POR ENCIMA DE LA LEY, NO LAS FACCIONES POLÍTICAS NI EL PRESIDENCIALISMO AUTORITARIO. CUANDO, DESDE EL PODER, SE PRIVILEGIE LA JUSTICIA SOBRE NORMAS ARCAICAS, COMENZARÁ EL CAMINO DE LA DEMOCRACIA. ANTES NO. MUCHO MENOS CUANDO LOS TRÁNSFUGAS Y LAS TRAICIONES PARECEN ESTAR EN LUCHA PERMANENTE POR LA SIPREMACÍA DENTRO DEL NUEVO ORGANIGRAMA DEL PRI TRAS REGRESAR A LOS PINOS.

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