Derecho de asilo

El Derecho Internacional de Asilo es parte de los derechos humanos reconocidos por la ONU, y puede disfrutarlo cualquier persona en caso de persecución política. Este derecho básico está establecido en el artículo 14 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

También el artículo XXVII de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre (1948), establece que “Toda Persona tiene derecho a buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de persecución que no sea motivada por delitos de derecho común, de acuerdo con la legislación de cada país y con los convenios internacionales”

El artículo 22(7) de la Convención Americana de los Derechos Humanos (1969), establece que “Toda persona tiene derecho de buscar y recibir asilo en territorio extranjero en caso de persecución por delitos políticos o comunes conexos con los políticos y de acuerdo con la legislación de cada Estado y los convenios internacionales”.

La Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, promulgada en 2007 y puesta en vigor el 1 de diciembre de 2009, en su artículo 18 establece: “Se garantiza el derecho de asilo dentro del respeto de las normas de la Convención de Ginebra del 28 de julio de 1951 y del Protocolo del 31 de enero de 1967 sobre el Estatuto de los Refugiados y de conformidad con la Constitución”.

En otros continentes existen disposiciones similares, estableciendo disposiciones para que los países que reciban a las personas que huyen se apeguen al Principio de no Devolución, prohibiéndose situar a los refugiados en las fronteras de territorios donde peligren su vida o libertad.

Cada solicitante tiene derecho a procedimientos justos y efectivos para la evaluación de su petición. Mientras se tramita su solicitud, la persona tiene derecho a no ser devuelta al país del que huye.

Tradición mexicana de asilo 

México, aún antes de estos ordenamientos, ha sido un connotado defensor del derecho de asilo, sin importar la orientación política de los asilados. Suman miles quienes han salvado la vida por la generosidad mexicana. Algunos ejemplos:

  • El nicaragüense Augusto Cesar Sandino llegó refugiado a México en 1929.
  • León Trotsky, asilado en noviembre de 1936, huyendo de la persecución de Stalin, fue recibido en México cuando ningún país osaba hacerlo.
  • Los refugiados de la Guerra Civil Española, que llegaron a México entre 1938 y 1942, ascendieron a 20 o 25 mil hombres, mujeres, niños y ancianos. 
  • El embajador mexicano en Europa (con sede en Francia) Gilberto Bosques Saldívar, emitió 30 mil visas y certificados de nacionalidad mexicana a judíos y antifascistas que huyeron del terror nazi. Si comparamos esa cantidad con los 1,200 judíos que salvó el célebre Oskar Shindler, la diferencia es enorme. Eso le costó a Bosques ser hecho prisionero de guerra a la ruptura de relaciones diplomáticas entre México y Alemania.
  • En 1939 fue asilada la italiana Tina Modotti.
  • En 1955, el cubano Fidel Castro Ruz y el argentino Ernesto Guevara también estuvieron asilados en México.
  • Fueron más de mil los asilados chilenos que huyeron de la dictadura de Pinochet entre 1973 y 1993. Antes de trasladarse a México, estuvieron hacinados en la Embajada Mexicana en Santiago.
  • Lo mismo ocurrió con los argentinos opuestos a la dictadura militar de Videla

Y podríamos seguir enumerando casos en que la generosidad mexicana ha salvado la vida de miles de asilados de República Dominicana, Uruguay, Brasil, Guatemala, El Salvador, etc.

El último caso es el de Evo Morales, de Bolivia, y los funcionarios de su gobierno que se refugiaron en la embajada mexicana, cuya inmediata entrega exige la dictadura implantada en ese país.

Excepto el caso de Bolivia, aún los regímenes de Hitler, Franco, Mussolini, Stalin y Pinochet respetaron, muy a su pesar, las sedes diplomáticas mexicanas y expidieron los salvoconductos que posibilitaron el traslado de los asilados a México.

Para la ultraderecha mexicana, esta tradición es detestable. Quisieran que todos estos miles de personas hubieran sido asesinadas por las dictaduras de sus países, tal como en su momento ocurrió con Francisco I. Madero y Salvador Allende. Los derechistas de todo el mundo son sanguinarios.

Es falaz el argumento de los golpistas bolivianos de que AMLO se está inmiscuyendo en asuntos internos de Bolivia. Al proteger asilados no se prejuzga sobre la justeza de su causa sino sobre la protección de su vida.

También es falaz argumentar que los asilados son perseguidos por la justicia del fuero común pues, para esto, debió existir orden de aprehensión ANTES de haber sido asilados.

Para lo que sí está sirviendo este asunto es para que los neofascistas mexicanos se desenmascaren solos, apoyando a un gobierno golpista y dictatorial extranjero en contra de la legítima posición del gobierno mexicano.

Allá ellos, la historia sigue su marcha y los juzgará.

Por lo pronto, seguimos haciendo historia.

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