DERECHITO A LA CHINGADA

Para Yaya. Por su invaluable apoyo

en todo momento y en toda decisión.

Para Karen. Con el abrazo de un hermano,

al convertirse oficialmente en una

masoquista más del CIDE.

Es muy difícil tomar en serio las palabras de quien vive de hacer reír a los demás, sin embargo, hoy no puedo más que suscribir las ideas del comediante estadounidense

Groucho Marx, en especial cuando sentencio que: “la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.

Y digo que hoy suscribo este pensamiento, pues solo definiendo así a la política, puedo entender la actuación del gobierno del presidente Peña Nieto.

Un gobierno que en escasos 14 meses, ha dividido su actuación, entre dar una cara a la comunidad internacional y tropezar en la conducción de la Nación. Un gobierno que hoy se enfrenta a la alarmante realidad, sin más arma para enfrentarla, que su repetido, aprendido y aburrido discurso.

Una realidad que incluye una crisis sanitaria, debido al alarmante incremento en el número de infectados por la influenza AH1N1, cuya aparición en 2009 se consideró emergencia nacional y que hoy, ni siquiera es motivo de preocupación para el gobierno. Un gobierno, que no toma una sola medida para evitar que los casos aumenten, aún y cuando al día de hoy, el número de mexicanos muertos por causa de esta enfermedad es mucho mayor al que obligó a actuar al gobierno de Felipe Calderón.

Una pasividad gubernamental que se hace sospechosa, si se considera lo que se ha dicho, de que el año 2014, es aquel en que proseguirá el ímpetu reformista del Presidente, con grandes reformas en los sistemas de salud y de seguridad social.

Por otro lado, a tan solo 15 días de que se implementaran las nuevas disposiciones fiscales, empiezan estas a mostrar sus consecuencias.

Los niveles de inflación dieron un salto, en la primera quincena de enero, de 0.68% para ubicarse en una tasa anualizada de 4.63%.

Está más que claro, que este año tendremos niveles inflacionarios más altos que los inicialmente anunciados y el gobierno no tiene ningún interés en controlar el incremento de precios, pues la primera medida a tomar, sería el frenar el gasto público y ello haría innecesario, el haber solicitado un nivel de endeudamiento del 3% del PIB.

Desde que se planteó la política fiscal del 2014, el Presidente había considerado ya las ideas keynesianas para crecer con inflación; que no lo hubiera dicho, eso es otra cosa. Que hoy se sientan sorprendidos y afirmen que solo es cuestión temporal y una tasa manejable, tiene sus asegunes.

Y los tiene, porque no hay tasas manejables para quienes no saben manejar las finanzas nacionales, para aquellos que en cuatro ocasiones bajaron sus perspectivas de crecimiento en 2013; de la misma manera que no hay cuestiones excepcionales, para quienes en el pasado demostraron, que son profesionales en hacer de la excepción, la regla.

El nuevo PRI, hace lo que el viejo PRI, por una simple razón: Chango viejo no aprende maroma nueva.

Y es que el gobierno de la república se ha equivocado en sus acciones y lo pretende disfrazar en el discurso; sin embargo, carga como mayor equivocación, el haber creído que una serie de reformas, más económicas que políticas, los sacarían de cualquier problema.

El presidente ha pasado por cuanto foro se le ha abierto, presumiendo, primero el pacto por México, y después, la serie de reformas impulsadas, principalmente la energética.

Es cierto, de inicio, genero una muy grata primera impresión, pero es muy triste que hoy los hechos entierren el discurso.

El pacto por México, ya no existe. Y a la distancia se ve que fue una muestra de la habilidad del priísmo que pudo crear un instrumento, aparentemente plural, que solo sirvió a los intereses del partido en el poder.

Las reformas en su mayoría, no han sido reglamentadas, al no haberse expedido su legislación secundaria y en el caso de la reforma educativa, su plena aplicación se aprecia tan confusa como distante.

Enrique Peña Nieto, ya no puede vivir del discurso. Su imagen se está desgastando y hoy, solo lo podemos ver como el muchacho chicho de una película chafa.

Y es que el presidente fue exhibido en Davós. El tema de la inseguridad, que él se resistió a tocar en su mensaje, fue hábilmente llevado al foro por conducto de su anfitrión.

La respuesta además de triste, es la muestra de la impotencia, ya que el hecho de que el presidente diga, que le ha pedido a los grupos de autodefensa, particularmente de Michoacán, que se integren a los grupos policiales para que puedan desempeñar una labor de brindar seguridad, es un acto de verdadero abandono del poder en ese estado.

Es increíble, que un grupo de hombres armados ilegalmente, más allá de sus buenas intenciones, sea tolerado y en los hechos admitido, solo por los buenos propósitos

que se persiguen. Esta actitud, es un verdadero rompimiento del estado de derecho, con nefastas consecuencias para todo el país.

Un gobierno que permite que la ley se aplique al contentillo de un grupo de revoltosos, se está condenando a dejar de ser gobierno.

Y es que, además de todo, el gobierno apoya su discurso en pantomimas.

Se hizo un gran anuncio de la estrategia para atender el problema en Michoacán. Llegaron camiones, llenos de soldados y de federales que, según se dijo, llevaban la consigna de devolver la paz al estado.

Lamentablemente, lo primero que hicieron fue atacar a un grupo de civiles, causando la muerte de cuando menos uno, e irónicamente, cuando dirigen una operación contra templarios en unión de autodefensas, se resisten a entrar a las rancherías y poblados donde se les informa que se encuentran estos.

Queda de duda, si podría ser aplicable aquella consigna que le gritan los michoacanos a las fuerzas armadas: “con el pueblo, muy cabrones; con el narco, maricones”.

El frágil equilibrio impuesto por los militares, está a punto de romperse, debido a su propia inactividad.

Si esto fuera poco, la corrupción pulula en el país.

La clase política y la alta burocracia, esta tras del presupuesto, la comisión o el moche. Y esto es en toda la clase política.

Nuestros políticos, son como aquellos hombres a los que Benjamín Franklin, definía como criaturas tan raras, en las que la mitad censura lo que practica y la otra mitad, practica lo que censura. Menuda tragedia, un atajo de hipócritas embusteros.

No hay tiempo para más equivocaciones. Nadie duda que el presidente Peña Nieto ha movido a México, lamentablemente la ruta es incierta y el camino más visible, es aquel que va, derechito a la chingada.

Síganme en Twitter: @niniodeoro

 

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