Guillermo Robles

Cuando Coahuila restauró el orden

Por Guillermo Robles Ramírez

El pasado viernes se conmemoró el 108 aniversario de la promulgación del plan de Guadalupe, el cual se redactó y se firmó el 26 de marzo de 1913 en la Hacienda de Guadalupe; ubicado en las tierras semidesérticas de Coahuila en la carretera federal 57, entre Monclova y Saltillo.

            Un lugar mágico cuando es celebrado en la Hacienda de Guadalupe, anualmente en años pasados antes de la pandemia. Y aunque en este 108 aniversario se conmemoró en el Palacio de Gobierno de Coahuila, los coahuilenses

conocemos la importancia de actuar a tiempo frente a los desafíos. En 1913 nos organizamos y nos levantamos para defender la democracia de todo México.

            Inspirados en el carácter y determinación de Venustiano Carranza, hoy los coahuilenses, los sectores productivos, las autoridades municipales y estatales hemos salido adelante ante el olvido de un gobierno federal.

            Hace 108 años atrás fueron unos personajes distintos a la lucha que ayudo a todo México, y ahora los protagonistas son diferentes, es decir, son los médicos y

enfermeras, los padres de familia responsables, las empresas solidarias que apoyaran a sus trabajadores y la lucha es contra un enemigo invisible que nos exige actuar con responsabilidad, disciplina y oportunidad. Y por otro lado la rebelión de un gobierno federal cuyos intereses son exclusivamente idealistas y partidistas ajeno a los intereses de la gente del pueblo; en específico a los coahuilenses.

            En momentos como este es bueno recurrir al legado a quienes entregaron su valor, entereza, y arrogo, incluso su vida al servicio de nuestro país. El 19 de febrero de 1913, solo un día después de que Francisco I Madero y José María Pino Suarez fueran hechos prisioneros. Los diputados del congreso coahuilense supieron estar a la altura de los momentos que el país vivía. La legislatura estatal otorgó al gobernador Venustiano Carranza facultades extraordinarias para desconocer al usurpador Victoriano Huerta y formar un ejército restaurador del imperio de la Ley

Los coahuilenses nos podemos sentir afortunados por tener esa herencia histórica en nuestra propia entidad en donde nuestros antepasados fueron testigos de sucesos importantes en nuestra historia del país.

Coahuila está llena de tradiciones cuyos orígenes tienen más de 500 años desde que llegaron los tlaxcaltecas conservando muchos usos y costumbres llenos de cultura, tradiciones y artesanías que nos hace una entidad única y especial porque no solo fue testigo sino también partícipe en su lucha durante la independencia y revolución de México.

Los coahuilenses podemos jactarnos y sentirnos hartamente orgullosos por haber dejado huella no solo para la entidad sino también para el resto del país.

            Hace 108 años cumplidos en este 2021 sucedió algo que sacudió al país entero en un lugar desértico, con poca población y con carencia de lujos en un vasto terreno con una edificación de adobe conocido como La Hacienda de Guadalupe, entre Saltillo y Monclova, llegó Venustiano Carranza, siendo gobernador de Coahuila, a esa finca para romper relaciones con el gobierno federal después del asesinato del entonces presidente de México, Francisco I. Madero y su vicepresidente, José María Pino Suárez.

            El entonces gobernador Venustiano Carranza, mostrando su descontento convocó una reunión en la Hacienda de Guadalupe para planear y lo más importante, darle formalidad a lo que nadie como Ejército Constitucionalista, es decir, el Ejército Nacional Mexicano para servirle a la población y conservando el orden en el país.

            Hace 108 años en ese lejano lugar con escasas comodidades fue donde se firmó el importante documento que restauró el orden en el país y de donde salieron las primeras ideas para la Constitución Mexicana que nos rige en la actualidad: El Plan de Guadalupe.

            En dicho documento se plasmaron las primeras cláusulas que cambiaron a un México mejor, a un México con justicia y un México con equidad. El plan de Guadalupe se plasmó las bases de la justicia.

            Primero: No reconoceremos al general Victoriano Huerta como Presidente de la República.

            Segundo: No reconoceremos los Poderes Legislativos y Judiciales Federales.

            Tercero: No reconoceremos a los Gobernadores de los Estados que obedezcan al poder central, treinta días después de la promulga este plan.

            Cuarto: A fin de organizar debidamente al Ejército que nos ayudará a obtener nuestros propósitos, nombramos Jefe Militar Supremo de las Fuerzas Constitucionales al C. Venustiano Carranza, actual gobernador del Estado de Coahuila.

            Quinto: Cuando las tropas Constitucionales tomen la ciudad de México, el C. Venustiano Carranza o el que ocupe el mando Supremo del Ejército Constitucionalista asumirá la Presidencia Provisional.

            Sexto: El Presidente Provisional de la República, convocaría a elecciones generales tan pronto como se restablezca el orden y entregará el Poder a las personas electas por el Pueblo.

            Séptimo: Los comandantes en Jefes de las Fuerzas Constitucionalistas en los Estados en los cuáles haya sido reconocido el gobierno de Huerta asumirán el gobierno provisional del Estado y después que hayan pasado a ocupar su empleo los primeros magistrados de la nación, electos popularmente en virtud de la cláusula anterior convocarán a elecciones populares en sus respectivos Estados entregando el poder local a los elegidos por el Pueblo.

            Pero para los coahuilenses cada año se recuerda no solamente como un día glorioso sino un día que marcó la historia de México; un 26 de marzo, pero hace 108 años atrás. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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