Bosque de Chapultepec, una joya de la capital

México, (PL) El bosque de Chapultepec, en la capital de México, es el área verde urbana más grande de América Latina, pero sobre todo, un sitio que resguarda en sus 686 hectáreas joyas del arte y hechos históricos relevantes.
Aquí aparece ante la vista del visitante un majestuoso Monumento a los defensores de la Patria (1846-1847) que reconoce la entrega a uno de los grandes amores del ser humano.
Está integrado por seis altas columnas, cuyo extremo consta de igual número de águilas y sus cúpulas semejan antorchas, todo construido en mármol blanco.
Al centro, sobre un pedestal, surgen las figuras inmensas de un hombre y una mujer; ella sostiene en sus brazos el cuerpo de uno de los caídos.
CARACOL, CARACOL, SACA TU HISTORIA AL SOL
Un elemento para recrear la formación cultural e intelectual de los visitantes es el Museo del Caracol, como los mexicanos lo conocen, o Galería de Historia -su nombre oficial-, construcción que llama la atención por su forma en espiral, como de concha marina.
De esa misma forma, en círculo, se va uno adentrando en las distintas etapas históricas y la lucha del pueblo mexicano por su libertad.
La puerta de bronce que enmarca el acceso al museo fue elaborada por el pintor y escultor José Chávez Morado (1909-2002) y en ella se representa la fusión del indígena con el español.
Mientras, la figura central de brazos extendidos simboliza el nacimiento del mestizaje.
Está concurrido con la presencia de niños y familiares que libreta y lápiz en mano anotan datos, a la vez que indagan algún aspecto que no comprenden.
Fue concebido en 1960 por el arquitecto Pedro Ramírez como museo didáctico para niños y jóvenes.
Cuenta con 12 salas donde se muestra la historia de México desde finales del virreinato hasta la promulgación de la Constitución de 1917, mediante maquetas y vitrinas, donde aparecen representados con excelente factura los distintos acontecimientos, además de videos.
Después de transitar por todas ellas está el recinto de la Constitución, una singular sala ubicada en el interior de un torreón con muros de tezontle (piedra volcánica), donde se halla una vitrina con la reproducción facsimilar de la Constitución Política de México, promulgada en 1917.
ALGO MÁS QUE UNA INMENSA ESTEPA VERDE
Parodiando al escritor nicaragüense Omar Cabezas, el bosque de Chapultepec se asemeja al título de una de sus obras y «es algo más que una inmensa estepa verde», porque aquí se concentran la arquitectura, el arte, la belleza del paisaje y momentos claves de la historia mexicana.
Es un domingo de llovizna, en el cual los senderos por donde se atraviesa para llegar a sitios de interés que ocupan este lugar se tornan húmedos, lo que posibilita al final la subida hacia el Castillo de Chapultepec, uno de los principales objetivos de esta visita.
Este bosque es el pulmón verde de la Ciudad de México y es posible ver y tocar incluso a dóciles ardillas, que deambulan por doquier.
Y en el trayecto aparece la fuente del águila y la serpiente, dos elementos muy recurrentes en la cultura mexicana.
EN EL CERRO DEL CHAPULÍN
Chapultepec significa Cerro del Chapulín o grillo, insecto que está implícito hasta en la culinaria de este país.
Hay tanto que ver acá arriba, y entre lo más importante la visión artística del muralismo mexicano, con una sala que recoge la figura de los llamados tres grandes de esa expresión artística: David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera Y José Clemente Orozco.
Otra recoge la fastuosidad de sus antiguos dueños: relojes, llaves, camafeos y joyas de todo tipo resguardadas en vitrinas de cristal.
También hay recipientes de oro, plata, piedras preciosas y maderas finas en una vitrina denominada Un placer y sus resguardos, porque muestra objetos que servían para guardar el tabaco, las cerillas y pabilos para encenderlos.
Es una bella colección de cigarreras, cajas de rapé y otros recipientes para conservar las cerillas y los puros.
Mientras aquí en lo alto era despampanante el lujo, qué pasaba allá abajo, en la Ciudad de México.
Al triunfo de la República sobre el gobierno del emperador francés Maximiliano, el presidente Benito Juárez, Benemérito de las Américas, entró a la ciudad el 15 de julio de 1867 en una bella calesa, fabricada en París y decorada con el escudo mexicano y motivos prehispánicos.
La historia del Castillo de Chapultepec se remonta a la época en que los virreyes inician entre 1785 y 1787 la construcción de una mansión de descanso, nunca habitada por ellos.
Luego, hacia 1840, el castillo fue adaptado como sede del Colegio Militar.
En el período del presidente Lázaro Cárdenas este lo entregó al pueblo de México para que albergara al Museo Nacional de Historia, inaugurado en 1944.
Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota llegaron aquí para asumirse como emperadores e hicieron del Castillo de Chapultepec su residencia oficial.
Cuando Maximiliano conoció Chapultepec decidió llamarle Miravalle a su nuevo palacio, en cuya terraza se asegura se dedicó a leer y escribir, incluso su libro Recuerdos de mi vida.
Existe a la entrada la Fuente Chapulín (1924) con la figura de este insecto.
NIÑOS HÉROES DE CHAPULTEPEC Las esculturas que representan a seis jóvenes vestidos de uniforme con sus armas en las manos, mantienen vigentes la valentía de los conocidos como los Niños Héroes de Chapultepec.
Una de las batallas más recordadas de la guerra de México contra la intervención armada de Estados Unidos fue la ocurrida aquí el 13 de septiembre de 1847, en la que seis cadetes ofrendaron su vida en defensa del Castillo.
Las tropas norteamericanas decidieron apoderarse del Castillo de Chapultepec, que albergaba desde hacía tres años al Colegio Militar.
Entre los cadetes que defendieron el lugar se encontraban seis jóvenes, cuyas edades oscilaban entre 13 y 18 años, los cuales murieron en el enfrentamiento.
Ellos son conocidos como Niños Héroes y se nombraban Juan de la Barrera, Juan Escutia, Agustín Melgar, Fernando Montes de Oca, Vicente Suárez y Francisco Márquez.
En honor a estos valientes cadetes se instituyó desde 1881 la celebración de los Niños Héroes como fiesta patria cada 13 de septiembre.
Queda mucho por escribir aún, en las áreas de este bosque existen otros puntos de interés: incluyendo un busto del Héroe Nacional cubano José Martí (1853-1895) que se alza aquí y deslumbra además el Cárcamo de Lerma, la primera gran red hidráulica de esta capital.
Este último lugar exhibe el mural subacuático El agua, origen de la vida, de Diego Rivera (1886-1957).
Para el patriota cubano José Martí «los domingos el paseo obligado es el legendario Bosque de Chapultepec o la Alameda», desgrana en su libro Martí en México. Recuerdos de una época, el escritor mexicano Alfonso Herrera Franyutti.
El Castillo es considerado el único de su tipo en el continente y une a su esplendor hermosos y coloridos vitrales, inmensas lámparas de cristal, amplias escaleras de mármol, suntuosas salas, esculturas, fuentes y jardines.

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