Barbosa: un gobernador que tritura su fortaleza

Pareciera que Miguel Barbosa cree que gobierna Venezuela. Su actitud autoritaria, de caudillo, de dictador, provocan más desprecio que respaldo. Si la inseguridad en el Estado de Puebla, y con más claridad en la capital de la entidad se ha venido incrementando, no es atropellando la autonomía municipal como lo va a resolver.

Claudia Rivera Vivanco no puede permitir tal actitud caciquil; quizás debería darle los trastos de toda la responsabilidad en materia policiaca, pero al protestar el cargo, ella es la responsable de casi todo cuanto pase en la capital poblana.

Mal y de malas va caminando, tropezando, improvisando, quién llegó al poder gracias a una tragedia. Fue un buen senador, gran polemista. Sabía debatir, pero gobernar es otra cosa.

Su conducta es sumamente irresponsable y carente de buen juicio. Los poblanos no merecen ir en retroceso. Yo creí que el muy disminuido de salud jefe del Ejecutivo estatal, haría un gran gobierno, animado por el sentir popular, impulsado por la sensatez y el sentido común. Me equivoqué.

Se comporta como lamentablemente lo hace nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador -por quien también voté-, que un día sí y otro también, da muestras de ignorancia, de arrogancia, de ingenuidad, de torpeza política.

Además de los errores cometidos que nos han llevado a una terrible crisis económica, a falta de empleos, a carencia de medicamentos, a tener por los suelos el precio del barril del petróleo, a padecer los peores momentos de inseguridad, ahora sufrimos una enfermedad provocada por quién sabe quién. Nada más eso nos faltaba.

Ahora como tristes ciudadanos ignorados por un gobernante que en todo tiene la razón, somos azotados por un virus que él no quiere ver; un virus que pegará a ricos y pobres, a capitalinos y campesinos, a jóvenes y ancianos, sin distingo de clases o de religiones.

Sentir López Obrador que es inmune a la crítica y a la enfermedad, es más que retar a la muerte. Que lamentable y vergonzoso es ver que nuestro país sea gobernado por un hombre que parece creerse la luz del mundo. No merecíamos lo que tenemos. Lo que vivimos.

Así tampoco Puebla necesitaba a un enfermo gobernante que dilapida sus ventajas.

Barbosa se enreda solo. Se pelea con su sombra. Su gobierno está enrarecido por la duda de la auténtica transparencia y honestidad. Parecen tener prisa por llevarse jugosas comisiones en compras gubernamentales amañadas; sigue probando colaboradores, no sabe qué hacer y hacia dónde dirigir el barco. Son las manos de su esposa las que lo conducen a él y a la administración estatal. Que patético personaje.

Pobre Puebla.. No merecía la inexperiencia de quién no sabe para qué se ejerce el poder y cómo se lleva un gobierno.

Deja un comentario