Austeridad y el desgaste

Por Arturo Ríos Ruiz   

* Insiste en Pobreza Franciscana  

* Hasta ahora puro discursos  

El presidente reiteró que su gobierno buscará reforzar las medidas de austeridad y transitar hacia lo que denominó como “pobreza franciscana”. En su conferencia de prensa, el mandatario aseveró aún existe un margen de maniobra para ajustar los gastos como viáticos y viajes.  

Esto quiere decir que sus colaboradores deben estar perfectamente vigilados, tanto por los señalamientos espontáneos que han comprobado que se dan vida de lujo. Algunos viajan en avión en primera clase, otros adquieren automóviles suntuosos y los más en restaurante súper lujo. 

Pablo Gómez, titular de la UIF, fue captado cuando cenaba la noche del sábado en un restaurante de lujo de la Ciudad de México, perteneciente a la cadena en donde acudió el exdirector de Pemex, Emilio Lozoyay que le costó dejar la prisión domiciliaria.  

A Gómez, ni se le despeinó, como siempre ha sido, los males de los de afuera son los que están en la mira y los de casa pueden hacer lo que deseen y no son ni reprendidos. Hay impunidad pública para los subordinados hasta ahora. 

El presidente afirmó que no han comprado vehículos nuevos, que antes, para variar el pasado, “lo primero que adquirían eran los carros, los aviones, todo eso ya no existe y el ejemplo lo da Presidencia, dijo. 

Se le olvidó la rifa, ese engaño público y hasta con publicidad pagada, se vendieron a como diera a empresarios, en una cena en Palacio con tacos de Chipilín, amenazados por la UIF, entonces de Santiago Nieto y se hizo una lotería de un avión, pero sin la nave. Toda una pifia presidencial. 

Menos mal que no habrá ajuste en los recortes o sueldos, y agregó que la nómina “es sagrada”, además de que las prestaciones de ley como el aguinaldo está garantizadas para los trabajadores del Estado. Eso se reconoce. 

La meta del residente es reducir el gasto gubernamental y calificó la corrupción como es una peste y, que, es el principal problema de México, era lo que impedía avanzar”. Le faltó la honestidad en el manejo de los tiempos, debió decir: “impedía e impide, porque en su administración la hay. Sobran ejemplos.  

El presidente aseguró que en sexenios pasados al pueblo le costó muchos recursos económicos mantener gobiernos “buenos para nada” y se aventó sus frases doctrinales que ya nadie cree: lo más importante es el pueblo, es gobierno del pueblo, para el pueblo, con el pueblo”, Lo mismo que en su momento dijeron los que ahora acusa.  

En suma, la austeridad tan propagada, hasta ahora es una quimera, es parte de un discurso manido que no se cumple y de retórica desgastada ya que los hechos de quienes la mencionan son los primeros que la han trastocado y la trastocan. 

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