Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Un relato de políticos en guayabera

Solamente aquel que construye el futuro  

tiene derecho a juzgar el pasado 

Friedrich Nietzsche

Por Julian Santiesteban 

Y ahí estaban todos, hombres y mujeres de la clase política quintanarroense; con guayaberas blancas y vestidos de lino, coreando a grito abierto y al unísono la palabra “gobernadora.” El bando solemne que declara a Mara Lezama Espinosa como gobernadora electa ha sido entregado y, a partir del 25 de septiembre de 2022, asumirá como la primera mujer en llevar las riendas de la entidad federativa más joven de la República Mexicana. ¿Rostros nuevos? Sí y muchos, pero mezclados entre el público con los de siempre, esos que hacen dudar por momentos sobre la profundidad de los cambios por venir; sobre todo, por su conocida dependencia “presupuestívora.” Mezclados los nuevos con aquellos que, a partir del halago, la lisonja y el “alineamiento” justificado de “institucionalidad”, esperan a contrarreloj encontrar cobijo en una administración que, de antemano y como todas –o casi todas- ha advertido que combatirá la práctica de vivir del erario como vicio. 

Pero no importó el origen ni destino, ahí estaban, los que se van y los que llegan, con un gobernador constitucional, Carlos Joaquín González, al que le restan 27 días de mandato, con una actitud serena, respetuosa, con la plena comprensión de que era el “día de Mara Lezama”, tal vez eso fundamenta –que no necesariamente justifica- que en el evento prácticamente no se le mencionara, más allá de cuando se anunció su llegada y en la presentación de autoridades presentes. No hubo intervenciones por parte de ninguno de los mandatarios, muestra de respeto al protocolo, a la investidura y al momento político de cada cual. Ciertamente, la presidenta de la mesa directiva del Congreso, Cristina Torres Gómez, única en intervenir y conducir la sesión, destacó que la contienda electoral ha concluido y es tiempo ahora de prepararse para el trabajo conjunto. Y sí, sólo que, en la identificación de las motivaciones de los que este sábado corearon a la gobernadora, radicará en gran parte la atinada decisión al seleccionar a los integrantes del futuro gabinete estatal. 

Porque, cabe recordar, que, antes de la toma de protesta formal, la gobernadora electa ya anunció que presentará a su gabinete. Por los gestos, los efusivos abrazos que recibieron y manera de conducirse en el evento, puede adivinarse que a algunos ya les ha sido anunciada su incorporación. Otros tantos y tantas, más ansiosos, fueron los que buscaron notoriedad y hasta se les notó inusualmente amables, con la carcajada fácil y el saludo por delante, hasta con los representantes de los medios de comunicación (que se note y se diga que ahí estuvimos, que aplaudimos sin cesar y que nos emocionamos casi al borde de la lágrima, cuando en el discurso la diputada le dijo a Mara Lezama que ha abierto una brecha para las mujeres, que ojalá muchas sigan en el futuro.) 

Y también hay que señalar, estuvieron muchos discretos y cuya labor fue fundamental en el proceso electoral y otros tantos que llevan el peso de la responsabilidad futura para demostrar que la Cuarta Transformación Republicana (4T) estará a la altura de las expectativas. Marybel Villegas Canché, entre los asistentes y sin protagonismos forzados. Los y las presidentes municipales. Algunos ex gobernadores. 

Por cierto, de los ex gobernadores llamó la atención que no hubo ningún representante de Roberto Borge Angulo –antecesor de Carlos Joaquín y actualmente preso- como si borrado hubiera quedado de la historia su periodo. El “Borge bueno”; Miguel Borge Martín, tampoco estuvo, sólo hubo quien acudió en su nombre; acudieron Joaquín Hendricks Díaz y Félix González Canto; pero por primera vez, en representación de Mario Villanueva Madrid –acaso el más cercano de los ex mandatarios para con la gobernadora Lezama Espinosa-, no estuvo su esposa, Isabel Tenorio, sino su sobrino, Alejandro Alamilla Villanueva, que representa en la realidad política local una proyección que habrá que seguir de cerca, ahora que el sur quintanarroense padece una marcada abulia de liderazgos presentes y con futuro, opina el escribiente. 

“Y la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”, parafraseando a Joaquín Sabina; pues mientras todo lo anterior transcurría al interior del recinto legislativo, a no más de dos calles, en la explanada de la bandera de Chetumal, la capital quintanarroense, justo frente al palacio de Gobierno, en donde despachará Mara Lezama Espinosa a partir del próximo 25 de septiembre, los quintanarroenses hacían su vida cotidiana de fin de semana, entre juegos infantiles y fritangas muchas que ahí se venden. Tan cerca y, a la vez, tan lejos del futuro que está por alcanzarles más pronto que tarde. 

COMENTARIO MORBOSO 

Este sábado, Chetumal, la capital de Quintana Roo, volvió a lucir lo que es, el asiento de los poderes del Estado y la región más politizada de la entidad. Días antes, la gobernadora electa, Mara Lezama Espinosa, anunció que su lugar de residencia será esta ciudad. Parece una obviedad para quien no habita en el estado, pues quien gobierna despacha desde el lugar en donde la burocracia trabaja y las instituciones gubernamentales tienen su sede; pero con la dinámica económica de Cancún, el destino turístico más importante de Latinoamérica, lo cierto es que en la región existe un sentimiento colectivo de abandono y alejamiento creciente de los tomadores de decisiones. Tanto, que despachar desde ahí se convirtió incluso en compromiso de campaña.  

En estricto equilibrio, habría que reconocer que la cercanía e interacción continua es fundamental. Refuerza la imagen y el sentido de pertenencia y reconocimiento y que, además de la cabeza gobernante, el gabinete deberá ser consecuente con el ejemplo que se les ponga, pero la atención no concluye ahí, es en todo caso apenas el inicio. Las esperanzas se han renovado, son tiempos, en todo el estado, de construir gobernanza y, eso, sólo es posible con el gobierno, pero sobre todo, con el involucramiento ciudadano; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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