Julian Santiesteban

A tiro de piedra: Los malos resultados y las urgentes alianzas

La consecuencia de no pertenecer a ningún  
partido será que los molestaré a todos 
Lord Byron 

Por Julian Santiesteban 

En los adelantadísimos pronósticos de las elecciones del 06 de junio de 2021 existe cada vez más racionalidad, a partir de la alineación de los actores políticos y las posibilidades que eso da a cada uno de obtener cargos de elección popular. En esa dinámica, el optimismo de la 4T ha cambiado por una afinación discursiva al reconocer que el triunfo ni será fácil ni será arrollador; lo que hace recordar que, en 2018, aun cuando el ahora presidente estuvo en la boleta, los votos no les alcanzaron para obtener mayoría absoluta en el Legislativo. 

Con eso como antecedente, es importante recordar que a la contienda de 2021 se sumarán tres nuevos partidos políticos (Redes Sociales Progresistas, Fuerza Social Por México y Partido Encuentro Solidario), todos con tendencias favorables a la Cuarta Transformación Republicana, pero su participación tiende a “atomizar” el voto. Si a eso se suma el intento de conformación de una coalición entre el PAN, PRI, PRD y los partidos locales de cada entidad que se sumen, entonces la conjunción de factores pudiera explicar la sobrerreacción de preocupación de los dirigentes de Morena y el mismo presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, al llenar de calificativos y descalificaciones a priori al ejercicio electoral. 

Son más de veinte mil cargos de elección que estarán en juego en 2021, entre ellos 15 gubernaturas, casi 2 mil presidencias municipales, 500 diputados federales y las diputaciones locales de 30 entidades federativas, es la elección intermedia del presidente López Obrador y es momento de que su gestión tome bríos con rumbo al cierre de la misma, sólo que, aunque Morena como partido mantiene, en lo general, una marcada preferencia por encima de los demás partidos, el desgaste en el gobierno, los malos gobiernos locales y el pretender que la misma desacreditada clase política se purifica sólo por el hecho de cambiar de siglas partidistas, evidentemente serán factor que pondrán en entredicho la capacidad de obtener la mayoría sin echar mano de los aliados. 

Todas las mediciones, todas, indican que a Morena le urgen aliados para contender en el 2021, aun cuando sus fundadores siguen rechazando las coaliciones y algunos reconocidos actores políticos toman incluso con desdén lo que partidos como el Verde Ecologista (PVE) o el del Trabajo (PT) pudieran aportar; en contraparte, estos, sabiendo que aun cuando la aportación es minúscula, saben que en la coyuntura vale oro; más ante una oposición cada vez más unificada, con los mismos males y señalamientos de corrupción, si así se quiere ver, pero los “morenos” ni son mejores, ni son más honestos. Es una competencia de siglas y de imaginarios colectivos, solamente eso. 

Las 15 candidaturas a gubernaturas quedaran todas definidas esta semana –el 15 de diciembre, tentativamente-, antes de que concluya enero las de diputados federales y en febrero las alcaldías; faltarán ahora los resultados, y vale la pena adelantar que, para Quintana Roo lo más importante vendrá en 2022, cuando se elija nuevo gobernador; porque si los resultados de 2021 no son alentadores para la 4T, el mandatario echará mano de las negociaciones con otros partidos, los cuales pudieran pedir el gobierno de Oaxaca, Colima, Hidalgo, Durango, Aguascalientes o Quintana Roo; ¿llegará la segunda alternancia al estado, encabezada por un moreno “pintado” de verde o un verde “disfrazado” de moreno? 

Por lo pronto y sin creer a ciegas las encuestas hechas, cabe decir que la mayoría destaca como requisito fundamental para Morena, la necesidad de coaligarse, aun con su relativa supremacía, pero además; para desgracia de quienes pensaban que no se levantarían “los conservadores”, los “adversarios” del presidente, los “moralmente derrotados” partidos que antecedieron a Morena en el poder, están de regreso y demasiado rápido; si no hacen alianzas con partidos, con actores diversos y hasta con medios de comunicación, su futuro es más que incierto, a poco más de seis meses de la elección. 

COMENTARIO MORBOSO 

El pasado viernes 11 de diciembre, Quintana Roo cumplió un mes sin secretario de Seguridad Pública. El gobierno estatal, ante la designación interina de Lucio Hernández Gutiérrez, intentó –de manera fallida- la construcción de la idea pública de que el funcionario no será una continuación de la terriblemente mala gestión de Alberto Capella Ibarra; se generó la versión incluso de que tendría el aval del gobierno federal, del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, además del el subsecretario de Derechos humanos, Población y Migración de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas Rodríguez, con quien habría trabajado el interino. 

Sin embargo, el mismo responsable temporal del cargo se ha encargado de acentuar su vinculación afectiva y profesional con el “Rambo de Tijuana”, destacando los “buenos” resultados y la baja en la incidencia delictiva, cuando organismos –internacionales incluso- han destacado que, aunque los del fuero federal se han mantenido, los del fuero común (los que atienden las policías estatales) se han reducido por la pandemia del Covid-19. 

Hernández Gutiérrez tiene derecho a sus afectos, como los quintanarroenses a contar con autoridades que se preocupen por su seguridad realmente. Cuando la represión policial ocurrió en Cancún, el 09 de noviembre pasado, hubo más discurso evadiendo responsabilidades y repartiendo culpas, que asumiéndolas; y con los agredidos cualquier cantidad de fotografías manifestando solidaridad… un mes después, nada, el olvido total. 

El 12 de enero de 2018, Rocío Moreno Mendoza fue designada como encargada de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso), el próximo mes serán tres años del hecho, no fue ratificada como secretaria porque no cumple el tiempo de residencia para el encargo. El interino en Seguridad, llegó a Quintana Roo también el 2018, tiene la salvedad de que, desde la administración de Roberto Borge Angulo, quitaron la exigencia de residencia (para nombrar a Bibiano Villa, recién fallecido este fin de semana por Covid 19). A sabiendas de las reacciones que generará la designación o ratificación, parece que la decisión será tomada en dos momentos: en los días “muertos” de diciembre por festividad, o en el grupo de cambios a que obligará la designación de candidatos del proceso electoral, así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.  

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