Julian Santiesteban

A tiro de piedra : La 4T

Difícil es templar en el poder a los que 
 por ambición simularon ser honrados 
Salustio 

Por Julian Santiesteban 

No es que la declaración del secretario de Medio Ambiente de México, Víctor Manuel Toledo, o la postura de Porfirio Muñoz Ledo, sean escandalosas, cuando asegura, el primero, que la “4T” no existe; y el segundo que se está “con los puros en campaña y con los moderados en el gobierno.” Escandaloso debiera ser que, a punto de cerrar el segundo año de gobierno, se esté construyendo un régimen cuya definición y alcances es tan ambiguo como la voluntad de quien lo encabeza, tan maleable como la conveniencia requiera y con multiplicidad de enfoques, de acuerdo a los deseos del grupo cercano al poder, así de simple. Y lamentable. 

En la víspera del inicio del proceso electoral más grande en la historia de México, vale la pena hacer una recapitulación sobre la inexistencia conceptual de la 4T, no solo porque cada grupo político al interior de Morena y sus partidos aliados construye su propia definición para intentar apartar del poder a sus adversarios, sino porque a punto de concluir el primer tercio del actual sexenio la idea de una Cuarta Transformación Republicana se diluye en el mar de las promesas incumplidas y en la cada vez más lejana posibilidad de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador represente en realidad una transformación social profunda, como lo prometió en su campaña. 

La Independencia nacional, la Reforma y la Revolución Mexicana fueron las primeras tres transformaciones del país; frente a ellas, la 4T se antoja demasiado pequeña, tan sólo un sexenio más. Y no es que la realidad lo esté confirmando día a día con la pérdida masiva de empleos, con el prácticamente nulo crecimiento económico y el colapso social por la pandemia, sea pretexto o argumento; sino porque salir de ese estancamiento, llegar siquiera a los muy cuestionables resultados macroeconómicos que tuvo el gobierno de Enrique Peña Nieto, requerirá –según los expertos- de por lo menos tres años; es decir, al final de la administración de Andrés Manuel López Obrador llegaremos a los resultados del peñanietismo. Gatopardismo en el gobierno: Cambiar todo para que nada cambie. Luego entonces ¿qué es la 4T? 

Los grupos políticos “morenos” están en plena competencia por las candidaturas, además de la cercanía con el presidente, con los líderes de grupos internos, los aspirantes a cargos comienzan a desestimar al contrincante a partir no de sus resultados en la administración pública  –que pueden ser pocos o nulos-, sino de su lo que consideran méritos partidistas: Militantes contra externos, militantes “puros” contra militantes con antecedentes de militancia en otros partidos; militantes fundadores de Morena contra los que se afiliaron y llegaron al poder con la actual administración federal. Y todos aseguran ser los verdaderos portadores de los principios y valores (¿existen?) de la 4T. Así de contradictorio, así de laxo, así de indefinido; pero eso sí, todos descalificando al de enfrente. 

Ahora bien, Morena, como cualquier partido político, tiene documentos básicos, logo, lema; y, tal vez, a partir de eso –y el discurso del presidente of course-, los militantes y simpatizantes de dicho partido pueden construir una idea de lo que es la 4T; pero aun cuando los mexicanos vivieron más de ochenta años gobernados por un partido que tenía una relación simbiótica con el Poder Ejecutivo y surgían de esa fusión presidentes plenipotenciarios, en la era de la 4T y dado que aseguran que el priísmo o panismo han sido ejemplos de gobiernos ineficientes y corruptos, lo primero que debió separarse es a Morena del gobierno, al “morenismo” de la 4T. 

Y como esto no ha sido así, y los resultados del primer tercio están a la vista, valga decir, muy a pesar de la militancia de Morena, que la 4T no se diferencia en su dinámica y forma de gobernar del más rancio priísmo, que su inexistencia conceptual y teórica muestra que su significado y alcances son “los que el presidente quiera”, como los gobiernos de antaño; y que mientras que nadie se ocupe por acotarla, será lo mismo de siempre –aun en el discurso- y sus militantes serán “los priístas del futuro”; acaso entonces, ahí está la esencia de la cuarta transformación, pero no nacional, sino partidista, del PRM a Morena; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. 

COMENTARIO MORBOSO 

Borrado, el último rastro de Arellano 

Aunque falta por aclarar la disposición de más de 200 millones de pesos que se adjudicaron en contratos directos para instalar barreras anti sargazo en Quintana Roo en 2018 que nunca funcionaron; este fin de semana, el recién designado secretario de Medio Ambiente en Quintana Roo, Efraín Villanueva Arcos, acaba de regresarle la esperanza a los propietarios de predios en la Laguna Bacalar, al aseverar que el gobierno de Quintana Roo no promoverá la creación de un área natural protegida en esa región, postura compartida, dijo, con el  titular de la Comisión Nacoinal de Áreas Naturales Protegidas (CONANP), Roberto Aviña. 

El funcionario dijo, sin embargo, que es necesario trabajar de manera conjunta para instrumentar un programa consensuado que permita la protección de toda la cuenca y que las actividades productivas tengan siempre una visión sustentable. Bien. Aunque el escribiente recalca también que, con la postura oficial del gobierno de Quintana Roo, queda en evidencia lo que siempre denunciaron los ejidatarios y propietarios de predios en esa zona, en el sentido de que la creación de un área natural protegida en Bacalar tuvo siempre el objetivo de permitir el acaparamiento de tierras por parte de Alfredo Arellano Guillermo, ahora ex secretario de Medio Ambiente, al intentar decretar zonas de reserva, para venderlas en el futuro. Así de burdo fue…y por eso se fue. 

Por cierto, ya que hablamos de pendientes por aclarar, ¿a quién pertenecen las empresas favorecidas por Arellano Guillermo para la fallida recoja de sargazo, pero muy exitosa recoja de millones? Grupo Arco, Comercializadora Chaktumen y Goimar Logística y Servicios S.A de C.V; ¿será que aún tienen contratos en la entidad, a pesar de que el presidente López Obrador evidenció desde sus conferencias matutinas “el bisne”? ¿Alguna pista allá en Solidaridad, Othón P. Blanco o Benito Juárez? Lo bueno es que no roban, no mienten ni traicionan al pueblo…dicen; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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