Julian Santiesteban

A tiro de piedra: El precio electoral del desempleo

La democracia sustituye el nombramiento hecho por una minoría corrompida,
por la elección hecha merced a una mayoría incompetente
George Bernard Shaw

Por Julian Santiesteban

Si las medidas de mitigación se realizan correctamente, la pandemia del Covid-19 se extenderá en México hasta los meses de septiembre y octubre, es el pronóstico más optimista desde la Secretaría de Salud federal, lo que tendrá un profundo impacto en la vida económica y el desempleo;  pero además coincidirá con el inicio del proceso electoral más grande en la historia del país y, en contraparte y con esa tendencia, la participación ciudadana tendería a ser enormemente inferior a las últimas elecciones; ¿pero quién pagará electoralmente el costo de la pandemia?

Si algún actor político o gubernamental expresara en este momento que las elecciones de junio de 2021 no son importantes y que en la mente de todos está a salud y empleo de los mexicanos simplemente miente; por la simple razón que el elector los mantiene en el poder y ahora mismo el mexicano atraviesa por una crisis de salud pública y desempleo pocas veces visto, lo que incide en su ánimo y percepción; y aunque mezquino, claro es que el Covid-19 ha logrado lo que no han hecho todos los adversarios de la 4T: bajar la popularidad del presidente Andrés Manuel López Obrador, por debajo del 50 por ciento.

Sin embargo, falta ver quién pagará electoralmente el descontento popular por la falta de dinero y empleo. Hasta este fin de semana, el desempleo en el país alcanzó el 3.7 por ciento, tasas similares a las de 2016; el Infonavit ha detectado en este periodo de la pandemia a 17 mil trabajadores que dejaron de pagar; la calificadora Standard & Poors redujo las calificaciones al país; y mientras la Organización Internacional del Trabajo (OIT) desde el 23 del presente mes urgió al gobierno federal a brindar apoyos al sector privado para que la economía y el empleo no se desplomen, las instituciones federales se han empecinado en hacer como que no ven el problema.

Por ejemplo, mientras el gobierno hasta ahora no solo no ha anunciado, sino que incluso ha negado la instrumentación de un programa de estímulos fiscales que ha demandado el sector privado, el Servicio de Administración Tributaria (SAT) hizo un llamado la semana que concluyó, a todos los contribuyentes para que paguen sus impuestos. “Exhortamos a personas morales y físicas a seguir contribuyendo y poniendo su granito de arena para solventar estos tiempos difíciles para nuestro país y el mundo”, qué fácil ha de ser decirlo con el “morral lleno”, hágame el “favrón cabor.”

Hasta el viernes pasado, 23 empresas nacionales acumulaban ya demandas por despidos, tan sólo una de ellas, Alsea, tiene más de 41 mil empleados en México; en el sector secundario están en riesgo en el país unos 13.8 millones de empleos, principalmente en la llamada “maquila”; y en el sector terciario hay 18.3 millones de empleos en riesgo, principalmente de servicios de comercio, restauranteros y de alojamiento. En Quintana Roo en específico, principal destino turístico del país, han cerrado más de 30 hoteles y el estimado de despidos supera los treinta mil (si se considera que por cada trabajador afiliado al IMSS hay cuatro informales y los despidos registrados en el Seguro Social superan ya los siete mil), aun y cuando en lo local sí se anunció un programa de estímulos.

Ahora bien, a pesar de ese terrible panorama, en el estado de Hidalgo se realizarán elecciones de ayuntamientos y en Coahuila de diputados locales; pero en septiembre de este mismo año, el Instituto Nacional Electoral (INE) iniciará el proceso que culminará el 06 de junio de 2021 con la elección de 500 diputados federales, mil 900 alcaldías, 15 gubernaturas, 10 Congresos locales, para un total de 3 mil 500 cargos; con un padrón electoral de 96 millones de ciudadanos; ¿cree el lector que los mexicanos correrán desbocados a las urnas? ¿Habrá más voto de premio que de castigo? ¿Quién podrá anteponer resultados antes que pretextos para lograr la voluntad de los votantes?

¿Ya ve que el proceso y los votos ya están en la mente de los actores políticos? La recuperación económica tardará, según señalan los expertos, por lo menos diez años, y por muy chocante que sea decirlo, en ese periodo seguirá habiendo elecciones y los gobiernos cambiarán; los electores seguirán optando por los mejores o los menos malos, las promesas de un mundo mejor seguirán después del Covid-19, faltará entonces conocer si hay un damnificado político mayor con la pandemia, o si el elector aprende a identificar a quien no lo ayuda según su entorno; por lo pronto, el presidente ha caído sustancialmente en su popularidad, ¿le servirá eso a algún otro partido para volverse competitivo? Lo veremos en breve.

COMENTARIO MORBOSO

El Congreso de Quintana Roo vive una tensa calma a pesar de la pandemia del Covid-19, pues aun en la emergencia, hay un grupo de diputados que insiste en sesionar, aduciendo que es fundamental la operación en este momento del Legislativo para aprobar en lo local reformas nacionales, aunque resulta evidente que el motivo principal para ello es llevar a cabo una nueva intentona para cambiar la presidencia de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo) y con ello los destinos y los dineros públicos que ahí se manejan. Sí, aun en la desgracia, se piensa en el poder y el dinero.

En el otro grupo –políticos y no filántropos, a fin de cuentas- aducen que la pandemia obliga a mantenerse en casa, han mandado a los empleados de ese Poder del Estado a resguardarse a sus viviendas y se están siguiendo las recomendaciones de todas las autoridades. Sí, eso les permite mantener el control, el escribiente es consciente, pero también es cierto que las acciones se fundan en las recomendaciones de las autoridades. Además, la Jugocopo no se entregará tampoco al regresar a labores, según han expresado, porque el grupo en rebeldía simplemente no tiene el reconocimiento de sus integrantes; es decir, que aún tendrá que seguirse un proceso legal para obtenerla, si es que se logra, por ahí de finales de agosto del presente año. Por cierto, el Partido Verde Ecologista toma protesta en la presidencia de la Jugocopo en septiembre, así que de nada valdrá la rebeldía, según comentan.

La pandemia se extendería hasta septiembre-octubre; no hay órgano pues que reciba la queja de los diputados que quieren tomar el control del Legislativo; ni el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo), cuyas resoluciones anteriores indican que desestimaría la queja; ni la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN)… ¿quién entonces determinará si los actuales o los rebeldes tienen razón? Las mayorías internas únicamente y, hasta ahora, los que están en control parece que seguirán. Ya en septiembre será otra historia, pero como recalca el escribiente, más allá de la pandemia, el poder, el dinero y las elecciones, ocupan la mente y estrategias de quienes piensan en 2021 y 2022; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Deja un comentario