Julian Santiesteban

A tiro de piedra: «Cicatriz» y gobernabilidad

La gobernabilidad del país no puede depender de  

grupos a los que el país no les importa 

 Fernando Savater

Julian Santiesteban 

No se trata de negociar “con el pie en el cuello”, no debiera ser esa la circunstancia para lograr la unidad en torno al proyecto morenista a la gubernatura de Quintana Roo, la seleccionada por Morena para la candidatura al noveno gobierno estatal, Mara Lezama Espinosa, ha extendido la mano; pero lo cierto es que deberá ofrecer mucho más que fraternidad, en un contexto en que se necesita no sólo el Ejecutivo, sino la mayoría legislativa para garantizar fluidez gubernamental y viabilidad al proyecto de lo que pudiera ser el primer gobierno de la Cuarta Transformación Republicana (4T) en la entidad. 

Tampoco, por cierto, se trata de ceder a la tentación del “cuotismo” por grupos sin un proyecto conjunto, ni en el Legislativo ni en el gobierno, pues la unión de grupos con proyectos particulares termina con gabinetes confrontados y rupturas de mayorías; y, entonces, ¿cómo integrar a los que no fueron favorecidos por la decisión partidista? Con compromiso claro y sin discurso retórico, la 4T sí debe ser el faro orientador, la unión partidista, el reforzamiento presidencial; pero ante todo, la construcción de un gobierno actuante que atienda la urgente viabilidad de la administración pública. Voluntad –sin soberbia- de los triunfadores, pero también apoyo sin simulaciones por parte de los que determinen permanecer. 

Parece una vara muy alta, pero es indispensable para evitar los vicios históricos de gobiernos paralizados, de “súper asesores” que en la oscuridad impongan condiciones o enderecen ataques en contra de un equipo que se integra para trabajar por una misma sociedad, pues debe asimilarse que, si una parte de la estructura falla, con “campañas de lodo” internas no se soluciona y, sobre todo, esa parte del gobierno deja de atender las necesidades sociales. Se trata pues, de que todos los grupos que compitieron tengan espacios, pero también compromiso.  

Lo anterior, nos lleva a las reflexiones siguientes: Morena y aliados deberán establecer en las siguientes semanas un proceso de negociación que articule a los “mejores” de cada proyecto, en función no sólo de la pertenencia política, sino de los perfiles que los “rescatados” tengan. No se trata de pedir secretarías, sino de contar entre los perfiles con uno que sea acorde a lo solicitado. Además de esto, el análisis de los y las que serán legisladores deberá evaluarse a profundidad, precisamente con la visión de que, los seleccionados/as sean verdaderos representantes sociales, que conozcan la tarea a desempeñar, y, sobre todo, que esos espacios sean vistos como caminos para co gobernar, no para garantizar dieta y bonos por tres  o más años. 

Así pues, el futuro gobernante debe tener la voluntad de negociar, pero también el compromiso de que los integrantes del gabinete cumplan con el perfil y, sobre todo, enmarcado todo en el proyecto como tal del gobierno. De no ser así, la expectativa real de mejora por parte de la ciudadanía será nula o inútil. En contraparte  si existe estrategia, se puede –y casi seguramente así será- , entregar el gabinete y no perder el gobierno. El caso del Congreso, la mayoría legislativa –si se alcanza- es particularmente delicado, las gubernaturas no se ganan solamente con los votos que el candidato logra por sí mismo, sino, para el caso de Quintana Roo, con el aporte que cada uno de los abanderados/as logra para el proyecto. Cuidar los perfiles de los que serán propuestos es no sólo importante para tener mayoría en el Congreso, sino para ganar la gubernatura. 

Así pues, la “operación cicatriz” es mucho más que la entrega de espacios. La construcción de un gobierno eficaz pasa por la necesaria articulación efectiva de todos los que lo componen y la responsabilidad de ganar en las urnas es no sólo del candidato/a al Ejecutivo, sino de todos los que se postulen para el Legislativo también… ¡Ah! Y la gobernabilidad que se construya no es, ni debiera ser, para satisfacer los apetitos de grupo o para el “llenado de alforjas”, sino fundamentalmente para atender las necesidades sociales. Hasta ahora, nadie lo ha entendido. 

COMENTARIO MORBOSO 

La definición de la candidatura de Morena generó júbilo no sólo entre los cercanos a Mara Lezama, sino también entre muchos de los que debieran ser sus contrincantes, por ejemplo del Partido Acción Nacional (PAN). El escribiente ha recalcado desde hace algún tiempo, que el blanquiazul, aunque gobierna actualmente en la entidad a nivel estatal, la cantidad de militantes activos que tiene no le permitirían siquiera ser partido local; pero además, el 06 de junio del año que está concluyendo, ese instituto político, coaligado con el de la Revolución Democrática (PRD), perdió ocho de once ayuntamientos quintanarroenses. El mismo caso es con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que haciendo como que compite solo, en realidad abona al triunfo de la 4T. 

Candidato/a sí habrá en el “Panrredismo” y tricolor, pero sí los o las seleccionados/as surge de los grupos que actualmente controlan esos partidos, serán claramente abanderados/as de “sacrificio”, pues son justamente los sectores que ven con buenos ojos la postulación de la alcaldesa benitojuarense. Eso de ninguna manera demerita la labor de Lezama Espinosa, al contrario, confirma sus probabilidades de triunfo. Nótese pues que, en momentos en que, por ejemplo, la senadora Marybel Villegas Canché, de Morena, ha lanzado visos de ruptura, la presidenta municipal ya es factor de unión de otros grupos políticos. A los panistas y priístas encumbrados actualmente ya los tiene consigo; compiten no para ganar con candidatos/as propias, sino para colarse al primer gabinete de la 4T en los próximos años. Pruebas, podrá no haber tangibles, pero tampoco dudas; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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